El presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció este miércoles algo que ya se esperaba: el mandatario reconoció a Jerusalén como la capital israelí.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció este miércoles algo que ya se esperaba: el mandatario reconoció a Jerusalén como la capital israelí.
Trump dijo que “Jerusalén es hoy y debe seguir siendo un lugar donde los judíos rezan, donde los cristianos pueden hacer el viacrucis, donde los musulmanes tienen su mezquita. Sin embargo no se ha reconocido a Jerusalén como la capital de Israel, pero en el día de hoy finalmente lo reconocemos”, afirmó.
“No es ni más ni menos que el reconocimiento de la realidad”, añadió. “Hoy estoy cumpliendo”, dijo en referencia a su promesa de campaña.
Trump indicó al Departamento de Estado que comience las preparaciones para mudar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén.
Pero altos funcionarios dijeron que volverá a firmar una prórroga para mantener la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv por el momento, ya que estiman que pasarán años antes de que se pueda abrir una nueva embajada en Jerusalén.
Trump dijo que se comenzará el proceso de contratación de arquitectos y contratistas para construir una embajada que será un “magnífico tributo a la paz”.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, elogió el anuncio de Trump y dijo que “la decisión refleja el compromiso del presidente con una verdad antigua pero duradera, con el cumplimiento de sus promesas y el avance de la paz”.
En un comunicado, hace un llamamiento a todos los países que “buscan la paz a que se unan a Estados Unidos al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y mover sus embajadas aquí”.
Figuras como el papa y el presidente de Turquía se habían pronunciado sobre la esperada noticia rechazando la declaración e instando al presidente Trump a no hacerla. El Kremlin en Rusia también expresó su preocupación.
El anuncio acerca a Trump al cumplimiento de la promesa de su campaña de trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, una medida largamente buscada por Israel, pero que no hicieron anteriores presidentes estadounidenses debido a las preocupaciones regionales y la disputa de Jerusalén entre israelíes y Palestinos; ambas partes reclaman la ciudad santa como su capital.
El estado final de Jerusalén siempre ha sido una de las cuestiones más difíciles y sensibles en el conflicto entre Israel y Palestina. Si Estados Unidos declara a Jerusalén capital de Israel, se consideraría un prejuicio en esa cuestión, decidiendo una cuestión que se supone que debe dejarse en las negociaciones y rompiendo con el consenso internacional sobre la ciudad santa.
Reconocer a Jerusalén como capital también mueve a Estados Unidos un paso más cerca de la reubicación de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, lo que se consideraría como un cimiento de la soberanía israelí sobre la ciudad.
Logísticamente, mover la embajada a Jerusalén podría ser muy simple. Ya hay un consulado de EE.UU. en Jerusalén, mientras que la embajada permanece en Tel Aviv. Podría ser tan simple como cambiar los nombres: crear la embajada en Jerusalén y un consulado en Tel Aviv. El embajador de Estados Unidos en Israel mudará de su residencia en un suburbio de Tel Aviv a Jerusalén.