Abogados que representan a más de 2.000 familias víctimas de los atentados del 11 de Septiembre han acusado a Arabia Saudí de intentar “lavar la cara”.
Arabia Saudí ha estado distribuyendo a los miembros del Congreso de EEUU un inusual Libro Blanco que detalla sus “esfuerzos antiterroristas” en un intento de diluir la percepción que tienen los norteamericanos sobre los vínculos del reino wahabí con el extremismo y el terrorismo, señaló el jueves la publicación Politico.
“Se trata de un lavado de cara”, dijeron los abogados en una declaración el viernes.
“Es un intento claro de distraer la atención frente al tema real, la culpabilidad por los ataques y asesinatos del 11-S, y de engañar al pueblo norteamericano y su Congreso”, dijeron los abogados Sean Carter y Jack Quinn.
El presidente de EEUU, Barack Obama, se halla bajo fuerte presión de un grupo de legisladores para desclasificar el informe de 28 páginas de la Comisión que investigó el 11-S. Según diversas fuentes, este informe implica a varios funcionarios saudíes en los atentados y detalla los vínculos entre la familia real saudí y Al Qaida.
En la actualidad, varios abogados de EEUU han asegurado que los atentados, que mataron a unas 3.000 personas, produjeron un daño de 10.000 millones de dólares en propiedades y daños en infraestructuras. Si el Congreso de EEUU aprueba finalmente una ley que permite demandar a los países que promuevan el terrorismo dentro del país, esto abriría la puerta a demandas multimillonarias por daños y perjuicios contra el Estado saudí y sus dirigentes en EEUU y a la incautación de propiedades y activos saudíes en el territorio estadounidense.