El Líbano está contratando a la firma consultora de gestión McKinsey & Co. para ayudar a reestructurar una economía que depende demasiado de las remesas y la banca, y de lidiar con un alto desempleo, dijo el ministro de Economía y Comercio, Raed Khoury.
El acuerdo de seis meses con McKinsey se firmará el fin de esta semana y la compañía comenzará a trabajar la próxima semana con varios ministerios y organismos económicos para formular una nueva visión económica para la nación más endeudada del mundo árabe, dijo Khoury.
“El gobierno ha estado históricamente casi ausente al aplicar políticas y procedimientos para hacer eso”, dijo el ex banquero de Barclays Wealth y fundador de Cedrus Invest Bank, Raed Koury.
“Lo primero que queremos hacer es identificar nuestra identidad económica y luego ir a cosas más específicas”.
Con al menos tres veces más libaneses que viven en el extranjero que en el Líbano, el país se ha visto sostenido por las remesas que han seguido fluyendo, especialmente de los trabajadores libaneses en el Golfo y los países africanos.
Los bancos usan el dinero para comprar deuda pública, que representa el 150 por ciento del PIB, según Khoury. Esa es una de las proporciones más altas del mundo, junto con Japón y Grecia.
Reservas récord
Con las reservas extranjeras con un récord de $ 43 mil millones, la moneda libanesa ha podido sobrevivir a las tormentas políticas que en varios momentos han dejado al Líbano sin un presidente o primer ministro, y la afluencia de 1,5 millones de refugiados sirios que han tensado sus recursos.
Pero este modelo se está “volviendo muy arriesgado” y ya no es sostenible, dijo Khoury, y pronosticó que si no se hace nada, la relación deuda / PIB llegará a 170 por ciento en los próximos años. Dijo que el Líbano debería aspirar a emular la economía de Singapur, otro pequeño país con muchos grupos étnicos.
El gobierno del Líbano ha sufrido el legado de la guerra civil de 1975-1990, dejando al país sin presupuesto los ultimos 12 años, hasta que el parlamento haya aprobado uno en 2017.
David Butter, miembro asociado de Chatham House en Londres, dijo que tales planes estratégicos “podrían no causar ningún daño, pero en el caso de Líbano es un poco más complicado”.
McKinsey tendrá que analizar y cuantificar varias áreas, incluidos servicios, flujos financieros y economías paralelas como la controlada por el grupo Hezbollah respaldado por Irán, que son difíciles de cuantificar, dijo.
“Tienes muchas áreas grises que podrían ser difíciles de poner en el contexto de algún tipo de plan estratégico”, agregó.