Una turista canadiense, dos civiles jordanos y siete policías son las víctimas del asalto a la fortaleza. Cuatro atacantes fueron abatidos
Un grupo armado ha matado este domingo a una turista canadiense, a dos civiles jordanos y a siete policías en varios ataques perpetrados en torno al castillo de Karak, una fortaleza templaria del siglo XII situada 120 kilómetros al sur de Amán.
Las fuerzas de seguridad temían que en esta ciudadela de la era de los cruzados, una de las mayores que se conservan en Oriente Próximo, los atacantes hubieran tomado como rehenes a 14 turistas malasios, aunque los visitantes fueron finalmente localizados en el recinto tras haberse ocultado para ponerse a salvo durante el tiroteo. Las fuerzas especiales que rodearon el castillo abatieron a cuatro atacantes y peinaban anoche la zona en busca de otros posibles miembros del grupo armado.
Los hombres armados escaparon de la persecución policial por todo el casco antiguo de la ciudad en dirección al castillo de Karak, situado a unos 10 kilómetros al oeste, según ha confirmado el primer ministro jordano, Hani al Mulki, en su cuenta oficial de Facebook. Tras haber cortado todas las carreteras y desplegado equipos con vigilancia aérea, la policía, que sospecha que puede tratarse de un ataque terrorista, se mantiene en estado de máxima alerta.
El pasado mes de junio, el Estado Islámico se atribuyó un atentado con coche bomba cerca de la frontera jordana con Siria en el que murieron seis soldados. Jordania se ha mantenido relativamente estable en comparación con la violencia reinante en la región. Desde 2005, cuando una cadena de ataques suicidas contra tres hoteles de Amán causó 59 muertos y más de 115 heridos, no ha sufrido acciones terroristas a la misma escala que en países vecinos.
Los yihadistas tienen en su punto de mira al reino por su participación en la coalición dirigida por Estados Unidos que bombardea desde hace más de dos años las bases del ISIS en Siria e Irak. El piloto jordano Maaz al Kasebeh, que fue quemado vivo tras haber sido derribado y capturado en 2014 por el Estado Islámico, era originario de la ciudad de Karak. Cerca de 4.000 milicianos del Califato o de Al Qaeda son de nacionalidad jordana.
La Liga Árabe ha condenado este lunes el ataque en un comunicado. Su secretario general, Ahmed Abul Gheit, expresó sus condolencias a los familiares de los víctimas, y su apoyo al gobierno y pueblo jordanos ante esos “atroces ataques”.
El turismo, que representa el 14% del PIB nacional, atrae cada año cientos de miles de visitantes a lugares tan emblemáticos de Jordania como las ruinas de la cultura nabatea en Petra.