El primer ministro libanés, Saad Hariri, declaró en una rueda de prensa en el cuartel de la localidad de Ras Baalbeck, en el noreste del Líbano que la victoria está cerca y la anunciará el ejército pues él solo sabe cuándo terminará.
Durante una gira realizada junto al jefe del ejército, general Joseph Aoun, en Ras Baalbeck y Qaa, Hariri dijo hoy que “este Gobierno va a invertir en el Ejército ya que queremos que solo él efectúe las operaciones de seguridad”.
El primer ministro aludía a que el grupo chií Hizbulá, apoyado por la aviación siria, liberó el pasado julio las zonas montañosas libanesas de Arsal (noreste) de los miembros del Frente de la Conquista del Levante (exfilial de Al Qaeda en Siria) y de los rebeldes de Saraya Ahl al Cham.
En esa operación militar, el Ejército libanés no se coordinó con Hizbulá, sino que adoptó una postura defensiva, y ahora en esta campaña las unidades libanesas actúan solas, sin apoyo del grupo chií.
Según Hariri, la batalla que libra el ejército en esas montañas al grupo terrorista es “nacional” y reiteró que han perdido a “mártires por proteger este país y para que los libaneses vivan en libertad y seguridad”.
En paralelo, Hizbulá y el Gobierno sirio lanzaron también el pasado sábado una operación militar en Al Qalamún Occidental, ubicado en Siria y muy cerca de la frontera con el Líbano.
Respecto a esa ofensiva de Hizbulá y Gobierno sirio, Hariri rechazó hacer cualquier comentario y señaló que “somos los únicos responsables de las operaciones del ejército en territorio libanés y puedo asegurar que las fuerzas armadas dirigen solas las operaciones actuales”.
Aseveró además que “la hazaña de nuestros militares demuestra que somos dignos de la ayuda internacional”, en alusión sobre todo a EEUU, el país que envía mas material militar a las Fuerzas Armadas libanesas.
Por su parte, el presidente libanés, Michel Aoun, prometió, una vez finalizada la batalla en esas zonas, que darán una ayuda económica de “30 millones de dólares para proyectos urgentes para que sus habitantes puedan permanecer en el lugar y borrar las consecuencias de la situación anormal vivida en estos últimos años”.
Como paso previo al asalto final, efectivos de la unidad de ingeniería del Ejército inspeccionaron hoy las carreteras y rutas de la zona en busca de minas y otros artefactos explosivos dejados por los extremistas, según un comunicado de la Comandancia.
“No hay un alto el fuego contra los grupos terroristas hasta su derrota total”, agregó la nota, que señala que han consolidado las posiciones que les arrebataron en los últimos días.
Las unidades castrenses anunciaron además la muerte de uno de sus soldados heridos el pasado 19 de agosto cuando desactivaban una mina puesta por los yihadistas en la región de Ras Baalbeck, con lo que el número de víctimas militares subió a cinco desde el inicio de la ofensiva.
Un experto militar, el general jubilado Charles Chihan, dijo a Efe que no descarta que la fase final de la ofensiva pueda tener lugar en las próximas horas.
“Casi no quedan terroristas en la zona que ocupaban y el enemigo de nuestros soldados en la actualidad son las minas y otros artefactos explosivos dejados por los yihadistas”, aseguró.
El experto consideró que “lo más probable” es que los terroristas se hayan ido a Siria, pero no descartó que se hayan escondido en campos informales donde viven sus familias en la región de Qaa.
El ejército ha reforzado también sus posiciones en el norte del Líbano para prevenir la huida de los yihadistas por esa frontera, dijo a Efe una fuente militar.
El grupo yihadista controlaba antes del inicio de la campaña militar un total de 120 kilómetros cuadrados en las zonas de Ras Baalbeck y Qaa (noreste), de mayoría cristiana, pero ayer el ejército anunció que los extremistas solo dominan 20 kilómetros cuadrados, en menos de una semana de ofensiva.