Los ataques se producen tres semanas antes de la visita del Papa al país norteafricano
La antiquísima comunidad cristiana copta, que representa un 10% de la población de Egipto, ha sufrido este domingo dos nuevos atentados después de haber sido recientemente amenazada por el yihadismo. Al menos 28 personas han muerto y más de 70 han resultado heridas por la explosión de una bomba artesanal en la iglesia copta de San Jorge de Tanta, localidad del delta del Nilo situada 120 kilómetros al norte de El Cairo.
El templo se encontraba abarrotado de fieles durante la celebración de la misa del Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa. Horas después, se ha producido un atentado suicida ante la catedral de San Marcos en Alejandría, que ha causado al menos 16 muertos y 41 heridos, según el último balance del ministerio egipcio de Sanidad.
El patriarca de la iglesia ortodoxa copta, Tawadros II, que había estado en el templo poco antes, no se vio afectado por el atentado. Ambas explosiones se producen tres semanas antes de la visita de papa Francisco al país norteafricano. El Estado Islámico (ISIS, en sus siglas inglesas) se ha atribuido la autoría de los ataques.
El ISIS reivindicó los dos atentados, que se cuentan entre los más mortíferos contra la minoría cristiana de Egipto en tiempos recientes. “Escuadrones del Estado Islámico llevaron a cabo los ataques contra dos iglesias en Tanta y Alejandría”, rezaba un comunicado difundido por la agencia de noticias Amaq, órgano habitual de comunicación de los yihadistas en las redes sociales.
El ISIS, responsable también de la explosión que causó 25 muertos el pasado diciembre en el recinto de la catedral copta de San Marcos, en El Cairo, había amenazado en febrero con volver a atentar contra la comunidad cristiana de Egipto. Decenas de familias coptas huyeron de la península del Sinaí tras el mensaje difundido por los yihadistas del grupo Provincia Sinaí, filial local del Estado Islámico, y del asesinato de tres coptos en la ciudad de Al Arish, en la costa mediterránea de la península.
El papa Francisco –que tiene previsto visitar al patriarca de la iglesia ortodoxa copta en el mismo recinto de la capital egipcia donde se encuentran la catedral y la sede de la jerarquía eclesial– condenó desde el Vaticano el atentado antes del rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro.
Tras los atentados, el presidente Abdelfatá el Sisi ordenó el despliege del Ejército para proteger “infraestructuras vitales” en todo Egipto, según un comunicado de la Presidencia. En declaraciones a la televisión privada On Tv, el primer ministro egipcio, Sherif Ismael, condenó el ataque y reiteró la determinación del Gobierno de acabar con el terrorismo en el país: “Se trata de un acto terrorista impío, pero erradicaremos el terrorismo de Egipto y tenemos la determinación para acabar con los grupos terroristas”.
Con unos nueve millones de fieles, los coptos ortodoxos representan la comunidad cristiana más numerosa de la región y sus raíces se hunden en los primeros años de la cristiandad. Sus iglesias y propiedades fueron atacadas en varias zonas del país tras el golpe de Estado encabezado en 2013 por el mariscal El Sisi contra Mohamed Morsi, dirigente de los Hermanos Musulmanes, que se había convertido un año antes en el primer presidente egipcio elegido en unos comicios libres.
Sectores islamistas egipcios acusaron a los cristianos de haber respaldado el pronunciamiento militar que llevó al poder al actual presidente, quien fue refrendado en las urnas en 2014. El papa copto Tawadros II figuraba en primera línea de la foto de jefes militares y líderes políticos y sociales que expresaron desde un primer momento apoyo a El Sisi tras el golpe