Varios altos funcionarios libaneses, citados este jueves por Reuters, confirman que Arabia Saudí mantiene al primer ministro Saad Hariri secuestrado y que lo obligaron a renunciar para satisfacer sus propios intereses.
“Cuando fue a Arabia Saudí le exigieron que se quedara y le ordenaron renunciar a su cargo. Los saudíes le ordenaron leer su declaración de renuncia y desde aquel momento ha estado en arresto domiciliario”, ha dicho una de las fuentes cercanas a Hariri.
Un alto funcionario libanés ha corroborado esta información y ha revelado que, ante la falta de cooperación por parte de Riad, el Gobierno libanés está considerando pedir a países árabes y extranjeros que ejerzan presión sobre Arabia Saudí para que libere a Hariri.
“Mantener a Hariri con libertad restringida en Riad es un ataque a la soberanía libanesa. Nuestra dignidad es de su dignidad. Trabajaremos con otros Estados para devolverlo a Beirut, ha afirmado el funcionario.
Por otra parte, funcionarios estadounidenses indicaron que el príncipe heredero, Mohamad bin Salman—, presionó Hariri a renunciar, aunque se han negado a dar más información sobre el asunto.
Según las fuentes libanesas, los saudíes estaban presionando al primer ministro desde hace semanas o meses para que adoptase una postura más hostil respecto a Irán y Hezbolá. Tras ver que no lo hacía, “aceleraron el proceso” y lo forzaron a renunciar.
El sábado, Hariri renunció a su cargo por presiones saudíes y adoptó una postura hostil a Irán y Hezbolá. Su renuncia tuvo lugar tras dos repentinas visitas a Arabia Saudí en las que se reunió con altos cargos saudíes, entre ellos, el príncipe heredero Mohamed Bin Salman.