En el segundo día de su Operación Escudo del Éufrates, en el norte de Siria, las tropas turcas lanzaron ataques contra la milicia kurda del YPG, apoyada por EEUU.
Un grupo de kurdos armados fue localizado por un drone turco a 10 kms al norte de la ciudad de Manbij. Cañones turcos abrieron fuego entonces contra el mismo entonces y él fue “eliminado”, según el relato turco. Responsables kurdos dijeron que el ataque había sido una “agresión abierta”.
Responsables turcos han dado un ultimátum de una semana a los miembros del Partido de la Unión Democrática Kurdo (PYD) y a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) para que reduzcan su presencia cerca de la frontera turca y se retiren al este del Río Éufrates. Turquía ha señalado que mantendrá sus tropas en Siria hasta que su preocupación sobre la expansión de los kurdos haya sido resuelta.
Joe Biden, vicepresidente de EEUU, afirmó, por su parte, el miércoles que las milicias kurdas dejarían de avanzar y amenazó con cortar su ayuda estadounidense a las mismas si no lo hacían.
El ataque turco del jueves ha venido a indicar, sin embargo, que el conflicto está lejos de resolverse. De momento, los turcos sólo han logrado impedir que los kurdos tomen la ciudad de Yarabulus adonde han trasladado a centenares de miembros del Ejército Sirio Libre (ESL) para reemplazar a los militantes del EI que abandonaron la ciudad sin lucha.
Turquía considera al PYD y a la milicia del YPG como grupos terroristas que buscan crear una región autónoma en el norte de Siria y los considera como la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que libra una guerra contra Turquía desde hace muchos años.
Esta política turca choca de frente con la estrategia de EEUU, que ha estado trabajando con las dos organizaciones kurdas sirias contra el EI, y ha rechazado el ultimátum turco para que cese su apoyo a las mismas.
El discurrir del conflicto parece depender, pues, de la actitud de las organizaciones kurdas. Para Turquía, no es suficiente que se “detengan”, sino que deben “retirarse” a la orilla oriental del Éufrates abandonando así todas las localidades situadas en la orilla occidental, incluyendo Manbij, conquistada al EI en una batalla que duró más de dos meses.
“Si tal retirada no ocurre, Turquía tiene el derecho de intervenir”, dijo el ministro de Defensa turco, Fikri Isik. De momento, Turquía ha desplegado unos 20 tanques y 450 soldados en el norte de Siria. El diario Hurriyet afirma, sin embargo, que tal número podría incrementarse hasta los 15.000 si los kurdos no aceptan las imposiciones turcas.