El presidente del Parlamento del Líbano, Nabih Berri, ha reiterado este domingo su negativa a respaldar la candidatura a la Presidencia del país del líder del Movimiento Libre Patriótico (FPM), Michel Aoun.
Fuentes cercanas a Berri han afirmado en declaraciones al diario kuwaití ‘Al Qabas’ que el presidente del Parlamento ha pedido que “no se pierda el tiempo” en intentar convencerle para que respalde a Aoun.
Así, ha resaltado que garantizar el ‘quorum’ necesario para que la votación del 31 de octubre salga adelante “ya es demasiado”, tal y como ha recogido el diario libanés ‘An Nahar’.
Berri ha acusado a Aoun y al líder del Movimiento Al Mustaqbal y ex primer ministro, Saad Hariri, de buscar un acuerdo para compartir el poder y “marginar al chiísmo político”.
El presidente del Parlamento ha apuntado así a un presunto pacto entre ambos para que Hariri respaldara la candidatura a la Presidencia de Aoun a cambio de ser nombrado primer ministro.
El ex primer ministro libanés anunció el jueves su apoyo a Aoun, poniendo fin a su respaldo al líder del Movimiento Marada, Suleiman Franjieh. Sin embargo, este apoyo no garantiza el nombramiento del líder del FPM como presidente del país.
En medio de la polémica, el secretario general del partido-milicia chií Hezbolá, Hasán Nasralá, ha recalcado que “nadie en Líbano piensa en establecer un acuerdo bilateral para compartir el poder”.
Nasralá, que ha respaldado en todo momento la candidatura de Aoun a la Presidencia, ha querido salir al paso de los temores de AMAL en este sentido, agregando que “Líbano no puede ser gestionado con un acuerdo bilateral, independientemente de las dos partes representadas”.
Sin embargo, ha rechazado presionar a AMAL para que apoye a Aoun, argumentando que “Hezbolá no ordena ni presiona a sus aliados, que hacen aquello de lo que están convencidos”.
“Hemos hablado con Berri y discutido las cosas en las que estamos en desacuerdo. Entendemos la postura de Berri y él entiende la nuestra. Votaremos a favor de Aoun, y AMAL podría votar a favor de otro. No es una distribución de papeles, sino aliados que se respetan”, ha dicho.
Por último, ha resaltado que las relaciones entre Hezbolá y AMAL “son suficientemente profundas y firmes como para verse afectadas por las mentiras a las que algunos han recurrido”.
El sistema político libanés contempla que la Presidencia del país debe ser ocupada por un cristiano, mientras que el primer ministro debe ser suní y el presidente del Parlamento, chií.
La falta de acuerdo sobre el sucesor de Michel Suleiman –quien abandonó el cargo en mayo de 2014– ha llevado al país a sufrir el vacío presidencial más largo en su historia, si bien la situación no ha derivado en un conflicto armado, tal y como ocurrió en 1988 y en 2008.
En las dos ocasiones anteriores, las diferencias a la hora de seleccionar al presidente se saldaron con acuerdos regionales, una opción que parece distante en estos momentos debido a la inestabilidad que sufre Oriente Próximo.