MADRID, 14 Jul. (EUROPA PRESS) –
El presidente de Líbano, Michel Aoun, ha anunciado este miércoles su decisión de decretar el 4 de agosto como un día de luto nacional, coincidiendo con el aniversario de las explosiones registradas en el puerto de la capital, Beirut, que dejaron más de 200 muertos y enormes daños materiales.
La decisión de Aoun, recogida por la agencia estatal libanesa de noticias, NNA, y que será ratificada próximamente a través de un decreto oficial, llega un día después de unos enfrentamientos entre familiares de las víctimas y las fuerzas de seguridad frente a la residencia del ministro de Interior en funciones, Mohamad Fahmi.
La zona fue escenario de una protesta simbólica para reclamar que las autoridades avancen en sus investigaciones, después de que el propio Fahmi rechazara la semana pasada la petición presentada por el juez que investiga las explosiones para interrogar al jefe de los servicios de seguridad del país, Abbas Ibrahim.
Entre los eslóganes coreados durante la protesta estuvo ‘Mohamad Fahmi, terrorista’, en medio de las últimas acciones y protestas por parte de familiares de las víctimas ante la inacción de las autoridades cerca de un año después de la catástrofe, de la que aún no han sido esclarecidas públicamente las causas.
Los enfrentamientos estallaron después de que algunos manifestantes lanzaran tomates contra el aparcamiento de la vivienda y de que otros intentaran forzar su entrada en el inmueble a través de la puerta principal, lo que provocó la reacción de las fuerzas de seguridad.
El juez que investiga las explosiones, Tarek Bitar, ha pedido que se retire la inmunidad a los exministros Nuhad Machnuk, Alí Hasán Jalil y Ghazi Zeaiter para que comparezcan como imputados. Su predecesor, Fadi Sauan, tuvo que dimitir después de que todos ellos, junto al primer ministro en funciones, Hasán Diab, rechazaran estas exigencias y presentaran una demanda contra él.
El juez anunció a principios de julio su decisión de iniciar procedimientos judiciales contra Diab y varios altos cargos políticos y de seguridad por su supuesta relación en el suceso, que se saldó con más de 200 muertos y enormes daños materiales en la ciudad.
Las explosiones tuvieron lugar en un momento en el que Líbano atraviesa una grave crisis económica y desencadenaron una nueva oleada de protestas que se saldó con la dimisión de Diab, sin que hasta la fecha se haya pactado la formación del nuevo Ejecutivo.