La pretensión de que las ya muy retrasadas elecciones parlamentarias se realicen a más tardar en junio impone a los diputados plazos que analistas creen difíciles de honrar, a menos que ocurra un milagro o un arreglo de última hora, algo nada improbable en el quehacer político local.
El legislador Alí Fayyad, del bloque parlamentario Lealtad a la Resistencia (afín al movimiento chiita Hizbulah), subrayó hoy la importancia cardinal de efectuar la votación en la fecha prevista, pero conducida por una nueva normativa electoral.
Advirtió que si se fracasa en alcanzar un acuerdo sobre la controversial ley, ello podría tener repercusiones negativas en la realidad política del Líbano, una nación árabe cuya heterogeneidad étnico-confesional opera a veces como su mayor fortaleza y otras como un peligroso polvorín.
‘No debemos perder la esperanza de llegar a una nueva ley, a pesar de la cercanía de los plazos. El asunto implica más indulgencia y más realismo consagrando los intereses nacionales, especialmente por los que boicotean la proporcionalidad’, indicó el parlamentario.
Según Fayyad, si se desaprovecha la ocasión los libaneses probarían su incapacidad para entenderse en ese y otros temas medulares, como la implementación del Acuerdo de Taef (1989), el cual incluyó un Pacto Nacional aplicable tras el fin de la sangrienta guerra civil (1975-1990).
Dicho acuerdo restableció el sistema político otorgando parte del poder que la comunidad cristiana maronita tuvo bajo el período colonial francés, y amplió el parlamento a partes iguales entre cristianos y musulmanes, en vez de la elección por sufragio universal que beneficiaría a los segundos.
Por su lado, el ministro de Telecomunicaciones, Jamal Jarrah, presiona por una legislación moderna que satisfaga a todas las partes, y en ese sentido asegura hay ‘serios y continuos esfuerzos para producirla’, con discusiones enfocadas en consensuar una ‘ley mixta’.
Sin embargo, aunque figuras como el presidente del parlamento y líder del movimiento chiita Amal, Nabih Berri, defienden un texto híbrido (con novedades y los fundamentos válidos de la ley de 1960), prevalecen complicaciones sobre la distribución de distritos.
Amal ha propuesto su propia versión de una ley mixta que dividiría equitativamente los diputados electos por representación proporcional y los del sistema de ganador por mayoría de votos, a razón de 64 cada opción. También hay contradicción entre los legisladores respecto a la selección de los escaños en base a la mayoría y la proporcionalidad.
Analistas sostienen que para Hizbulah, en teoría, la adopción de la proporcionalidad basada en un solo distrito electoral es lo más apropiado porque los grupos que no tienen oportunidad de ser representados en el hemiciclo eventualmente se tornarían más radicales.
Por su parte, el movimiento Mustaqbal (Futuro, sunnita) rechaza que la ley se sustente totalmente en la representación proporcional al argumentar que las armas en poder de su rival chiita podrían impedir una competencia seria en los bastiones de la organización chiita.
En una posición de rechazo absoluto a la proporcionalidad se sitúa el líder del Partido Socialista Progresista (PSP), el druso Walid Jumblatt, quien la objeta incluso dentro de una ley híbrido al advertir que esa modalidad ‘marginaría’ a la minoritaria comunidad drusa libanesa.
En medio de reportes sobre una supuesta disposición de Rusia a ayudar al Líbano con el tema de la ley electoral, diputados rivales de Hizbulah (Partido de Dios) le acusan de impedir la finalización de la nueva normativa.
Así se pronunció el legislador del partido cristiano Fuerzas Libanesas Fadi Karam, quien afirmó hoy que la agrupación líder de la Resistencia chiita obstaculiza el proceso de redacción y aprobación de la ley en virtud de ‘cálculos regionales’, léase Irán.
Los contactos y el cabildeo prosiguen alentados también por la posibilidad de que desde Moscú se aporte un ‘formato aceptable por todos los partidos políticos’ para consensuar un texto legal y ‘salvar a este país de ‘entrar en una crisis política’, según comentó el diario Al-Akhbar, cercano a Hizbulah.
Junto al Partido de Dios y a Futuro, los partidos Amal, FL y la Corriente Patriótica Libre (los dos últimos cristiano maronitas) también discuten varios formatos de la llamada ‘ley hídrido’ que entrelace la representación proporcional con el sistema de un único ganador con mayoría de votos.