El presidente del Líbano, Michel Aoun, ha prometido este domingo “erradicar la corrupción” durante su mandato, recalcando además que no permitirá que ningún político “viole la Constitución”.
“Llegar a la Presidencia no es nuestro objetivo. El objetivo es construir un país fuerte a través de su unidad nacional”, ha dicho desde el Palacio de Baabda, según ha informado el diario local ‘An Nahar’.
Así, ha argumentado que “un Estado fuerte se construye a través de una Constitución respetada por todos los políticos”, al tiempo que ha asegurado que el Líbano “no estará subordinado a ningún otro país”.
“Unas fuerzas de seguridad no politizadas deben preservar la seguridad de los libaneses, y deben contar con confianza para aplicar las leyes”, ha dicho, resaltando que “no se trata de un discurso vacío”.
Aoun ha recordado además su expulsión en 1990 del Palacio de Baabda por el Ejército sirio, en medio de una guerra civil en la que encabezó un gobierno de corte militar asentado en el este de la capital, Beirut.
Sin embargo, y tras su vuelta al país en 2005, firmó en 2006 un acuerdo de entendimiento con el partido-milicia chií Hezbolá –aliado de Siria–, e incluso visitó Damasco en 2009, abogando por normalizar las relaciones con Siria.
“Perdimos la batalla, pero no fuimos aplastados. Queridos hermanos y seres queridos, estáis acostumbrados a verme con otro uniforme, pero nuestras palabras y pensamientos no han cambiado”, ha remachado.
Aoun fue elegido presidente del Líbano durante la jornada del lunes, tras más de dos años de vacío de poder, desde que en mayo de 2014 abandonó el cargo el anterior mandatario, Michel Suleiman.
Los juegos de alianzas políticas en el Líbano han complicado la sucesión de Suleiman, quien abandonó el cargo en mayo de 2014, llevando al país a sufrir el vacío presidencial más largo en su historia, si bien la situación no ha derivado en un conflicto armado, tal y como ocurrió en 1988 y en 2008.
En las dos ocasiones anteriores, las diferencias a la hora de seleccionar al presidente se saldaron con acuerdos regionales, una opción que parecía distante ahora debido a la inestabilidad que sufre Oriente Próximo.
En esta ocasión, la situación de vacío llegó a un punto clave cuando el ex primer ministro Saad Hariri respaldó la candidatura de Aoun, en un acuerdo que le ha llevado a ser nombrado nuevamente como primer ministro del país.
El sistema político libanés contempla que la Presidencia del país debe ser ocupada por un cristiano, mientras que el primer ministro debe ser suní y el presidente del Parlamento, chií.