La firma del primer decreto de restitución de la nacionalidad puso la nota simbólica a la cuarta conferencia Energía de la Diáspora Libanesa, que instó a los expatriados a preservar la identidad y promover inversiones en el país.
Convocada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Emigrantes, la cuarta conferencia Energía de la Diáspora Libanesa (LDE, por sus siglas en inglés) congregó a más de dos mil emigrados y sus descendientes afincados en 100 países e interesados en revitalizar los vínculos con su nación de origen.
A iniciativa del canciller, Gebran Bassil, el presidente de El Líbano, Michel Aoun; y el primer ministro, Saad Hariri, firmaron el decreto de recuperación de la ciudadanía, aunque la normativa aprobada por el parlamento sobre ese asunto está en vigor desde hace más de un año.
El texto legal permite a los libaneses de la diáspora solicitar se le restituya su ciudadanía desde sus países de residencia, una facilidad que ayudará a acercar a los casi 17 millones de libaneses y sus descendientes emigrados y dispersos por América, África, Europa, Asia y Australia.
Ante los delegados presentes en el Centro Internacional de Esparcimiento y Exhibición de Beirut (BIEL), Aoun señaló que la historia de la migración en El Líbano es larga y dolorosa.
‘La gente piensa que el camino de la emigración está lleno de rosas y jazmines, pero sólo quienes la han sentido conocen cuán difícil es’, expresó el jefe de Estado al indicar que los emigrados ‘podrían estar ausentes de El Líbano físicamente, pero no de su corazón’.
Es cierto, les dijo, que pertenecen a una nación pequeña, pero el despliegue humano de este pequeño país ha cubierto la tierra. ‘La migración no es una opción placentera, más bien es resultado de una difícil situación política, social y económica’, recalcó.
Aoun agregó que abandonar la patria en busca de mejor educación u oportunidad de trabajo ‘no es malo, pero partir a una nueva casa y una nueva identidad implica un peligro’, y en ese sentido insistió a los emigrados y sus descendientes obrar con lealtad y en función del progreso de este país.
Por su lado, el canciller Bassil afirmó que las fronteras libanesas ‘son el mundo’ y agradeció a los expatriados haber ‘integrado y sembrado semillas de éxitos’, de ahí que consideró justo que la diáspora tenga diputados que le representen en el Parlamento nacional.
Refirió en ese sentido que se trabaja por conseguir que se reserven seis escaños del hemiciclo para representar a los emigrados, ‘uno por cada continente’, dijo al instarle en idiomas árabe, inglés, francés, portugués y español a que ‘Sigan siendo libaneses, manténganse libaneses’.
La LDE 2017 abrió con testimonios de varios expatriados con posiciones políticas, empresariales y deportivas en sus países de nacimiento o acogida, como el excandidato presidencial dominicano por el Partido Revolucionario Moderno, Luis Abinader; y la canciller de Madagascar, Beatrice Atallah.
También trassmitieron sus experiencias el exsenador demócrata estadounidense Nick Joe Rahhal, quien utilizó su posición para propiciar el fin de la invasión israelí a El Líbano en 1982, o el brasileño Felipe Nasr, primer piloto de automovilismo de origen libanés en la Fórmula Uno.