Ammán/Beirut, 26 julio.- Una delegación rusa, encabezada por el enviado especial del presidente Vladímir Putin para Siria, Alexander Lavrentiev, acudió hoy a Jordania y al Líbano para abordar el retorno voluntario de los refugiados sirios afincados en ambos países vecinos.
El ministro de Exteriores jordano, Ayman Safadi, recibió a la delegación en Ammán y aseguró que su país va a “animar el retorno voluntario de los refugiados sirios a sus hogares” y a “apoyar todos los esfuerzos para que esto tenga lugar”, según declaraciones recogidas por la agencia de noticias oficial, Petra.
Asimismo, Safadi destacó “la importancia de garantizar un entorno económico, social, político y de seguridad adecuado que es necesario para animar el regreso de los refugiados”.
Por su parte, Lavrentiev alabó el papel de Jordania en el conflicto, por hospedar un gran número de refugiados y por su contribución en alcanzar “acuerdos políticos”, como el alto el fuego que estuvo en vigor desde julio de 2017 hasta el pasado mes de junio en el sur de Siria.
Tras su breve visita a Jordania, la delegación rusa, integrada por 13 diplomáticos y militares, se dirigió a Beirut, donde mantuvo encuentros con el primer ministro, Saad Hariri, el presidente, Michel Aoun, así como con los titulares de Interior y Defensa, y otros representantes de las instituciones libanesas, incluido el jefe del Ejército, Joseph Aoun.
Según un comunicado de la oficina de prensa de Hariri, “las conversaciones estuvieron centradas en las propuestas sobre al plan de regreso (de Rusia) de los refugiados sirios” afincados en el Líbano.
Mientras, la Agencia Nacional de Noticias (ANN) libanesa aseguró que Lavrentiev se mostró satisfecho al término de unas “conversaciones muy positivas”.
“Continuaremos trabajando juntos para (promover) el regreso de los refugiados sirios a su país”, donde el enviado especial de Moscú aseguró que las autoridades pretenden “crear condiciones adecuadas” para su vuelta y “no tomarán ninguna medida (de castigo) contra los refugiados que desean regresar a su patria”.
Tanto Jordania como el Líbano hospedan a más de un millón de sirios respectivamente y aseguran que no pueden hacer frente a sus necesidades, por lo que Ammán ha cerrado su frontera a nuevos refugiados y Beirut ha empezado un proceso para devolverlos a su tierra de origen.