Ronith Daher, periodista y vicealcaldesa de un pequeño pueblo libanés, ha sido testigo de los 10 años de despliegues de nuestras tropas en el Líbano. Aprendió español gracias a un programa desarrollado por el Ejército y ha trabajado en numerosos proyectos de colaboración cívico-militar de la misión.
“El primer recuerdo que tengo de los españoles aquí es una chica joven conduciendo un ‘piraña’ (vehículo blindado de combate de la Infantería de Marina). A todos nos sorprendió mucho esa imagen”. Corría septiembre de 2006 y Ronith Daher cubría para varios medios libaneses e internacionales el conflicto entre Líbano e Israel cuando los infantes de marina llegaron al llamado ‘sector este’. Fue el primer despliegue de las Fuerzas Armadas españolas en el Líbano con la Operación Libre Hidalgo.
Desde entonces hasta hoy, han pasado 21.200 militares con los que esta periodista convertida en política ha mantenido una estrecha relación. “Tengo muchos amigos españoles”, explica, aunque no sólo le ha pasado a ella. “La gente aquí está muy contenta con los españoles. Sentimos que somos como una familia desde 2006”, explica.
En parte, ha sido gracias a las llamadas actividades de tipo cívico-militar –CIMIC en terminología castrense– que desarrollan los contingentes que despliegan en la zona y que van desde la construcción de campos de fútbol al Programa Cervantes, cursos de español gracias a los que Daher y otros muchos libaneses de la zona hablan nuestro idioma a la perfección.
-¿Cómo fue la llegada de los españoles a la zona hace 10 años?
Al principio la situación no fue fácil ni para ellos ni para nosotros. Había gente que no estaba acostumbrada a ver vehículos militares de nuevo poco después de que los israelíes se retiraran de la zona. Además, los españoles tenían una idea muy distinta de cuál era la situación aquí. Creían que más conflicto. Poco a poco, nos hemos ido adaptando unos a otros: ellos han cambiado de mentalidad sobre los libaneses y la gente de aquí se ha dado cuenta de que los españoles están aquí para una misión de paz.
-¿Cómo son los militares españoles que han pasado por aquí?
No ha habido una gran diferencia entre los contingentes. Todos vienen con ganas de ayudar, da igual que sean paracaidistas, legionarios… aunque es cierto que antes teníamos la idea de que los paracaidistas eran más ‘duros’, pero se nos ha ido quitando esa idea. Tenemos claro que todos están aquí para ayudar.
-Usted conoce bien esa ayuda, fue una de las primeras libanesas de esta zona que aprendió a hablar español.
Sí, fui una de las primeras. Cuando vinieron los españoles sabían que iban a estar durante un tiempo y el español es un idioma internacional, con lo que vi una oportunidad para ellos y para nosotros. “Si queréis acercaros a la gente, enseñad el idioma”, les dije.
-Entonces es usted la instigadora del Programa Cervantes.
Bueno, yo pedí que me enseñaran español. Había muchas peticiones pero yo fui de las primeras en empezar a aprender el idioma, pero también la geografía, escritores, historia de España.
-Lo que, seguramente, le habrá abierto puertas en España también.
Tengo muchos amigos, muchos y muy fieles. Además, trabajé durante varios años para la Agencia EFE como corresponsal aquí en Líbano. Pero también he viajado dos veces a España. El año pasado, hicimos un intercambio de periodistas y no te puedes imaginar la cantidad de gente que me estaba esperando en cada pueblo y cada ciudad por la que pasábamos.
-Es usted periodista, ha trabajado para varios medios de comunicación (incluyendo la Agencia EFE) y habla varios idiomas. Ahora, ha decidido trabajar en política y desarrollar proyectos precisamente con los españoles en su localidad, Qlayaa.
Aquí la política funciona de otra manera, son partidos ‘familiares’ que poco tienen que ver con ideología por eso no considero que esté metida en política, sino que trabajo en aspectos sociales para mejorar la vida de los ciudadanos. Hago actividades para mujeres, que suelen trabajar en sus casas. Hemos hecho cursos con el objetivo de que ellas puedan hacer otras cosas fuera de casa. Con los españoles, hemos hecho un curso de varios aspectos, como protocolo, primeros auxilios, decoración, algo de maquillaje, manualidades… Ahora estamos haciendo un campo de fútbol con ayuda de los españoles.
– ¿Cómo es ser mujer, periodista y política en el Líbano?
Al principio yo era la única mujer. Yo soy de un pueblo cristiano, pero trabajo en una sociedad que no sólo es cristiana, sino que también tengo que hacer cosas en lugares donde predominan los musulmanes. Cuando empecé a trabajar, era la única mujer que acudía a muchos actos, pero me respetan mucho. Yo voy bien vestida y soy muy correcta en mi trabajo y por ello me respetan y me llaman a mí. Me convocan a mí. Nunca he tenido ningún problema, incluso cubriendo actos de Hezbolá.