En septiembre España llevará a cabo el último reasentamiento con un total de 1.449 refugiados sirios acogidos en 2017
España acogerá este verano a 375 refugiados sirios que actualmente viven en Líbano. Un equipo compuesto por 14 miembros de los ministerios del Interior y de Empleo y Seguridad Social, junto con efectivos de la policía española se han desplazado a Beirut para completar la selección final. Un último reasentamiento de 350 refugiados está previsto para el próximo mes de septiembre, con el que España cumplirá su compromiso ante la UE de acoger a 1.449 refugiados en 2017.
“Pensamos que las familias son más fáciles de integrar en nuestra sociedad. Por lo que hemos seleccionado a aquellas con hijos menores que necesitan tratamientos médicos y familias monoparentales a cargo de mujeres”, dice en Beirut Cristina Díaz, Directora General de Política Interior. La mayoría de los refugiados llevan más de cinco años en Líbano viviendo en asentamientos informales o precarios hogares tras huir de la violencia en su país. Este diminuto país, del tamaño de Asturias, acoge al mayor número de refugiados proporcionalmente a su población. De los cinco millones de refugiados sirios, Líbano alberga a 1,5, lo que supone el 25% de la población total. Sin embargo, tan sólo un millón está registrado ante la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) después de que en 2015 el Gobierno libanés echara el cerrojo a sus fronteras y prohibiera toda nueva admisión.
“Lo primero que hacemos es comunicar a ACNUR nuestra voluntad de acoger a refugiados sirios junto con los criterios de selección y son ellos quienes nos hacen llegar los perfiles”, explica un miembro del equipo español. Es entonces cuando ACNUR recurre a su base de datos y selecciona a los candidatos. “Damos prioridad a los casos más urgentes como los supervivientes de torturas y violencia, personas con enfermedades graves y menores o mujeres en riesgo”, cuenta en Beirut Lisa Abu Jaled, portavoz de ACNUR en Líbano. Una vez hecha la selección, la policía española cotejará los perfiles para comprobar que no cuentan con antecedentes penales, y ello a pesar de que ACNUR excluye de su selección a toda persona mayor de edad que haya empuñado un arma o combatido en Siria.
Es en esta fase en la que se encuentra el equipo español que ha viajado a Beirut para realizar las entrevistas e impartir un primer curso de orientación a los seleccionados. “Cada ministerio tiene un objetivo propio”, explica uno de los funcionarios españoles. “El del Interior les pregunta sobre qué les ha llevado a huir de su país, si tienen familiares en la UE, o intención de volver a Siria, etc. El MEYSS hace preguntas relativas a su estado de salud, como tratamientos médicos o problemas de movilidad así como sobre las necesidades familiares, de estudios y sus expectativas. Mientras que la policía les toma las huellas dactilares y los datos”. Es la embajada española en Beirut la encargada de tramitar la documentación necesaria previa al viaje.
Una vez completado el proceso será la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) quien se encargue de someter a los seleccionados a un exhaustivo examen médico y de organizar los vuelos. Ya en España, los refugiados serán distribuidos proporcionalmente en todas las provincias según sus perfiles y necesidades. La mayoría no descubrirá la ciudad española donde comenzará una nueva vida hasta subir al avión en el que, la mayor parte, realizarán el primer vuelo de sus vidas. Fue el caso de la familia El Faj, acogidos en el último reasentamiento que realizó el Gobierno español desde Líbano el pasado verano. Nerviosos, se debatían un año atrás entre la euforia de una nueva oportunidad que les ofertó la vida y los miedos que planean sobre aquellos que se ven forzados a alejarse de su país y comenzar de cero en una sociedad ajena con un idioma que desconocen.
“Somos muy felices en España. Nos gusta la gente y hay seguridad”, dice hoy Ahmad Al Faj al teléfono y desde Logroño. Cada día acude al instituto por la mañana y a sus clases de español por la tarde. Ya es capaz de comunicarse en un fluido castellano con sus nuevos amigos y vecinos. Algo que su padre no ha logrado por lo que Mohamed, de 40 años, busca un trabajo como limpiador en los restaurantes del barrio. Viven en un modesto piso y reciben ayudas mensuales de la Cruz Roja, cuenta Ahmad. El joven ha cambiado el estrecho balcón del cuarto de 15 metros cuadrados en el que solía hacinarse la familia en los arrabales de Beirut por una cama. Salieron de Homs con lo puesto a finales de 2011 entre tiroteos y bajo las bombas. Hoy entierra el pasado y hace nuevos amigos. El año que viene, Ahmad cumplirá 18 y comenzará sus estudios universitarios. “Ya no quiero ser abogado, he decidido ser químico”, dice antes de colgar porque el profesor le obliga a apagar el móvil al finalizar el descanso.
España se comprometió en 2015 a acoger a 15.888 refugiados sirios, pero hasta la fecha tan sólo han llegado a territorio nacional 1.299, de los cuales 886 vía reubicación y 413 vía reasentamiento. El Gobierno español se hará cargo de la manutención y alojamiento hasta que logren integrarse en el mercado laboral, y ello por un periodo máximo de dos años. Tan sólo un 1% de los 15 millones de refugiados que contabiliza ACNUR en el mundo ha sido reasentado. En el caso de los que huyeron a Líbano, 30 países han acogido a 24.500 refugiados sirios desde el inicio de la guerra hasta el 2016, lo que supone el 2.5% del total.