El Líbano sufrió, y sigue aún, de una crisis de larga duración que se prolonga por más de un cuarto de siglo. La causa es el desequilibrio en la aplicación de la Carta, de la Constitución y el documento de Acuerdo Nacional, y por llevarse por encima al Acuerdo de Taef en 1989, lo que dio lugar a un gran desequilibrio en la participación y en el equilibrio de poder entre todos los componentes del pueblo libanés.
Esta anómala situación se originó durante el periodo de la tutela Siria, a raíz de la ausencia forzosa de los verdaderos líderes de los cristianos, estando estos en la cárcel y el destierro, y luego cuando fueron violados sus derechos estipulados en el Acuerdo de Taef. Esta violación apareció clara y evidente en la inapropiada ley electoral adoptada en nuestro sistema confesional. La ley electoral mayoritaria basada en múltiples listas de nombres, y la desigualdad numérica entre ellas, es la peor de todos los sistemas electorales, porque carece de equidad entre los votantes, donde algunos votan por dos candidatos, mientras que otros votan por ocho hasta diez candidatos. En ambos casos, la diferencia de un solo voto es suficiente por declararse triunfante una lista completa sobre otra.
Todas las leyes electorales emanadas del parlamento, las malas y menos malas, llevaban errores estructurales, igualmente, las divisiones de las circunscripciones electorales, sin respetar la naturaleza de la distribución de la población.
Todos estas fallas y errores llevaron a privar a los cristianos de su derecho a una representación adecuada, y formaron unas mayorías parlamentarias representadas por unas minorías populares, y minorías por otras mayorías populares. Esta divergencia causada por las leyes anteriores y la actual ley, tergiversó las labores del parlamento y el consejo de ministros, dado que ambas instituciones no reflejan la verdadera representación de los componentes del pueblo libanés, tal como lo indica el Acuerdo de Taef, en términos de igualdad de representación y especificaciones de la ley electoral.
En nuestra Constitución, el pueblo es la fuente de poder, y la ejerce por medio de sus instituciones constitucionales, y todo desequilibrio en la representación refleja fallas en la legislación y el ejercicio del poder ejecutivo, en el respeto de las normas de convivencia, en la buena representación de los diferentes sectores de la población libanesa, y en la eficacia de esta representación.
Por estas razones, hemos propuesto la Ley Ortodoxa Proporcional para todos los componentes religiosos previstos en la ley. Esta ley garantiza de forma total la verdadera representación para todos los sectores, tanto mayorías como minorías. La adopción de esta ley lograra la justicia absoluta para todos los ciudadanos, dentro las comunidades religiosas o entre ellas.
Esperamos no sean inventados los pretextos para el rechazo. La ley electoral justa fortalece la Unidad Nacional a través de la consolidación de la convivencia y la confianza entre los miembros de la sociedad que difiere en su unidad. Estoy plenamente seguro de que la gente se arraigara en su propia tierra, y no abandonaran el uno al otro, más bien repetirán el dicho: «dichoso el que tiene un santuario de cabra en el Monte Líbano».
Algunos funcionarios afirman que la ley electoral ortodoxa se contradice con el Pacto debido a la oposición de algunos diputados musulmanes a él. Todo lo contrario, esta ley devuelve el Pacto a la ley electoral y subsana el problema de la marginación de los cristianos. Igualmente, las disputas políticas, las cuales en lugar de existir entre las comunidades religiosas, tal como es el caso hoy en día, pasan a ser dentro cada una de ellas, evitando la alineación sectaria en los eventos electorales.
Otra ventaja más de la ley electoral ortodoxa es que al unificar el circuito electoral, se consolida la unidad del país y el ciudadano se sentirá que está eligiendo a sus representantes en todo el territorio del país.
Al promulgarse esta ley, que ciertamente producirá una verdadera representación para los diversos componentes del pueblo libanés, entonces se procederá a examinar la cuestión de la abolición del Confesionalismo Político, de conformidad con el artículo 95 de la Constitución del Líbano.
El desequilibrio en la política actual obedece a la falta de respeto a los compromisos y convenios firmados para garantizar la aplicación del Acuerdo de Taef. El 10 de julio del 2014, envié varias cartas a los Estados garantes de este acuerdo, expresándoles mi deseo de que actúen pronto para corregir el desequilibrio resultante de la falta de aplicación de su contenido en la mayoría de sus disposiciones.
Al continuar con este desequilibrio y no tomar ninguna acción para corregirlo, todo libanés tendrá el derecho a exigir la reconsideración del contenido de las relaciones internas entre los componentes de la sociedad libanesa, porque al continuar con la situación actual, se destruirán todos los elementos de la nación.
General Michel Aoun