Alepo, la mayor ciudad industrial de Siria, cayó en manos de grupos terroristas a partir del 2012. A partir de entonces, los extremistas -compuestos mayormente por mercenarios extranjeros- la rodearon y se infiltraron en varios barrios del centro de la ciudad.
Según el periodista de Prensa Latina, Pedro García Hernández, los yihadistas recibieron continuamente refuerzos y armas provenientes de Turquía, A partir de entonces, las Fuerzas Armadas sirias intentan rescatar la región y traerla de nuevo al seno de la nación.
Lo cierto es que lo largo de estos años la prensa occidental nunca ha sido objetiva en el tratamiento de la realidad siria. La práctica ha sido ignorar el pleno derecho de Siria a recuperar territorios usurpados por la fuerza del terror y el absoluto desconocimiento de que Alepo es parte de esta nación del Levante y no un foco de opositores rebeldes opuestos al gobierno del presidente Bashar al Assad.
A juicio de García, hoy cuando las Fuerzas Armadas sirias junto a sus aliados en el terreno asumen el papel de defensor de la soberanía nacional y expulsan paso a paso y en medio de cruentos combates a los grupos terroristas, Occidente exacerba el llanto por los rebeldes y clama a gritos por miles de civiles atrapados en medio de los enfrentamientos.
En la actualidad, en Alepo se libra una batalla sin precedentes, en la que están involucrados no menos de 20 mil hombres, armas y medios de todo tipo. Antes las continuas derrotas en el terreno, los terroristas recurren al empleo de coches bombas suicidas, el bombardeo con morteros a zonas civiles y la insistencia de esas acciones sin medir consecuencias.
Las autoridades sirias y de Rusia organizaron treguas, abrieron más de cuatro corredores humanitarios para la salida de civiles de las áreas de enfrentamientos y exhortaron a los irregulares armados a rendirse y evitar más derramamientos de sangre.
Pero esos intentos han sido ignorados por los armados, y también sobredimensionados y dramatizados al extremo por fuentes como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres.
Hoy la cifra de muertos civiles en Alepo sobrepasa el millar, con un número aún mayor de heridos, pero no por lo bombardeos sirios o rusos sino por el ataque indiscriminando de los terroristas, quienes incluso emplean sustancias químicas.
La batalla de Alepo, cada día más favorable al Ejército sirio y sus aliados, implica además a instructores de tropas especiales- retirados o activos- de Estados Unidos, Turquía, Francia y Reino Unido, sobre cuyas acciones no hay una sola mención en la gran prensa occidental.
El presidente sirio Bashar al Assad la comparó con la de Stalingrado, en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), porque significa el pulmón de una nación cuyo derecho a respirar libremente no puede negarse.
El sur de Alepo es escenario de tensos combates. El Ejército sirio rechaza la victoria de sus enemigos en romper el cerco a esta localidad.
A pesar de las fuertes bajas y pérdidas, los terroristas siguen con sus ofensivas contra las posiciones gubernamentales. Pero las fuerzas sirias -afirma Prensa Latina- han cambiado la estrategia defensiva por la ofensiva. La unidad de élite “Tigres del Ejército sirio” se ha desplegado en la academia militar y está luchando para sacar a los integrantes de la coalición terrorista Jeish al-Fath fuera del recinto.
La academia militar de Alepo ocupa un lugar estratégico, ya que se encuentra junto a la única carretera que enlaza la ciudad con otras provincias. En caso de que los terroristas lograran ocupar la arteria, los suministros de alimentos y municiones a Alepo estarían bloqueados.