Beirut, 7 ago (PL) El parlamento libanés volverá a intentar mañana elegir al presidente del país, en el inicio de una semana que analistas vaticinan de intensas consultas, a pesar de concluir recientemente tres jornadas de diálogo estéril entre veteranos políticos.
El presidente del hemiciclo, Nabih Berri, convocó a los 128 diputados para una sesión legislativa este 8 de agosto que tendrá como único punto en agenda la votación para decidir el jefe del Estado, un cargo vacante desde hace dos años y tres meses, y tras 42 intentos consecutivos fallidos.
Analistas consultados por Prensa Latina describieron la citación como “puro formalismo”, toda vez que los días 1, 2 y 3 de agosto el propio Berri fungió como moderador y anfitrión de una sesión de diálogo nacional que sirvió básicamente para poses, apretones de manos y catarsis.
Las reuniones de diálogo nacional, que ya van por más de 20, supuestamente intentan acercar posiciones entre los líderes de los principales partidos, pero los mismos protagonistas son los responsables de vetar, bloquear o sabotear cualquier entendimiento en la cámara.
El último encuentro en Ain el-Tineh, la residencia oficial del presidente del parlamento, no consiguió ningún progreso en el tema de la elección del primer mandatario de El Líbano y, mucho menos, en la controversia acerca de una nueva ley electoral que se supone acabaría con el escenario actual.
Lejos de comprometerse a revitalizar un parlamento que a juzgar por los hechos ahora es inservible, los asistentes al diálogo enfocaron sus debates en la creación de un Senado y la descentralización administrativa, temas incluidos en el Acuerdo de Taef de 1989 (que puso fin a la guerra civil).
El Líbano está sin presidente desde que Michel Sleiman finalizó su mandato constitucional el 25 de mayo de 2014, y los principales bloques parlamentarios, el 8 de Marzo -que encabeza Hizbulah- y el 14 de Marzo -que lidera Mustaqbal-, discrepan respecto a los candidatos en liza.
Los afines al movimiento de Resistencia chiita Hizbulah (Partido de Dios, en árabe), un estrecho aliado de Irán, postularon al ex general Michel Aoun, líder de la bancada Cambio y Reforma, y han boicoteado sucesivas sesiones legislativas para presionar por la aceptación de su nominado.
Por su lado, Mustaqbal (Futuro), del exprimer ministro sunnita Saad Hariri y cercano a Arabia Saudita, impulsó al inicio la candidatura de Samir Geagea, jefe del partido Fuerzas Libanesas, pero tras el apoyo de éste a Aoun (después de año y medio de antagonismos), avaló a Suleiman Franjieh.
Franjieh, líder del movimiento Marada, es aliado de Hizbulah dentro del 8 de Marzo, pero aceptó la iniciativa de Hariri a finales de 2015 y su postulación enrareció más el ambiente político, dado que la objetan las principales formaciones cristianas del país, además del Partido de Dios.
Los partidarios de Aoun lo consideran más elegible que Franjieh para convertirse en presidente debido al tamaño de su bancada parlamentaria y su mayor influencia sobre la comunidad cristiana libanesa, a la cual tiene que pertenecer el presidente de esta nación árabe.
En medio del muy previsible nuevo aplazamiento de la votación de mañana, círculos locales auguran que la semana entrante y las venideras atestiguarán “intensas consultas”, sobre todo entre líderes políticos y jefes de bloques legislativos para llegar a consenso sobre una ley electoral.
Fuentes ministeriales citadas por la prensa creen que la convocatoria del próximo diálogo nacional para el 5 de septiembre abrió un período en el cual se intentará llegar a esa cita con alguna propuesta concreta respecto a la forma de renovar el hemiciclo por voto popular.
De acuerdo con bservadores, el tema de las elecciones parlamentarias puede tener impacto sobre la situación doméstica, similar a la de la votación presidencial, pero de nuevo resurge la incomprensión y la rivalidad cuando se analizan propuestas como la de “un paquete de acuerdo”.
Berri sugirió esa fórmula que involucra comicios legislativos bajo una nueva ley electoral antes de votar por el futuro jefe del Estado y formar un nuevo gobierno.
Advirtió que, si los partidos son incapaces de acordar una normativa, el actual mandato del hemiciclo -extendido en dos ocasiones por los propios diputados hasta junio de 2017- sería acortado y las elecciones se celebrarían bajo la ley vigente de 1960, que unos desean enmendar y otros derogar.
Cada vez menos optimistas, los libaneses aguardarán la sesión del lunes para saber si tendrán nuevo gobernante, pero muy pocos se miden al afirmar que el diálogo es “tremenda pérdida de tiempo” porque las decisiones están allende fronteras: Riad y Teherán, según la posición de quien hable.