La mayoría de los ciudadanos de estos países apuestan por no imponer la vestimenta islámica a las mujeres. En nuestro continente, sólo Bélgica y Francia lo han prohibido en espacios públicos, mientras que España lleva seis años sin legislar desde que el Senado instara a hacerlo
Con la prohibición del burkini se ha puesto sobre la mesa un debate sobre las prendas islámicas y su opresión sobre las mujeres. Mientras los grandes medios se empeñan en hacer ver que se trata de una opción, la realidad y las encuestas confirman lo contrario.
El diario británico The Independent ha publicado un estudio realizado por el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan que refleja que la mayoría de los países musulmanes moderados rechazan la imposición de determinadas prendas en la vestimenta femenina. A la pregunta ¿pueden las mujeres vestirse como quieran?, el 56% de los tunecinos, el 52% de los turcos y el 49% de los libaneses han respondido afirmativamente. Sin embargo, países como Irak (27%), Pakistán (22%) o Egipto (14%) creen que las féminas no pueden decidir lo que quieren llevar puesto. Resulta llamativo, por otra parte, que en un país con costumbres y leyes tan salvajes como Arabia Saudí el 47% haya respondido positivamente.
Arabia Saudí es uno de los pocos países que impone legalmente un código de vestimenta a las mujeres, que estipula que se deben llevar el burka en público y un pañuelo en la cabeza. Irán hace cumplir normas similares, al igual que los Emiratos Árabes Unidos.
Mientras muchos de estos países se decantan por no emplear el burka, la mayoría de los encuestados prefiere que las mujeres utilicen el velo para cubrir su cabello.
Líbano ha sido la excepción, mientras que un tercio de los turcos también apuestan por el velo como algo apropiado si las mujeres están en público. Sólo Arabia Saudí y Pakistán refleja una opinión mayoritaria en favor del niqab, que también cubre la cara.
Debate en Europa
Hasta en los países árabes rechazan el uso del burka, no sólo por considerarlo una imposición a la mujer, sino también por motivos de seguridad. Incluso el Estado Islámico ha prohibido que las mujeres que porten velo integral entren en los edificios estratégicos del grupo terrorista. ¿Qué hace Europa?
La corrección política impuesta impide que muchos Estados regulen el uso del burka en público. La progresía se ha erigido en defensa de esta vestimenta vejatoria para luego, por ejemplo, considerar machista los piropos. Todo un despropósito. Además, muchas veces los países evitan regular sobre este tema incluso cuando son sus propios ciudadanos quienes lo solicitan.
Francia y Bélgica son dos Estados que tienen vetado el uso de esta vestimenta en público. Suiza va camino de ello y Alemania ya ha dado los primeros pasos hacia la prohibición. Cosa distinta es el Reino Unido, donde una encuesta ha reflejado que el 57% de los británicos apuestan por eliminar el burka de los espacios públicos. Los legisladores, sin embargo, son ciertamente reacios a acometer esta reforma a pesar de las demandas de sus ciudadanos.
En España se habló hace seis años del tema. El Senado, controlado por el PP, aprobó una moción para que el Gobierno legislase sobre la prohibición del burka. Sin embargo, tras media legislatura de Zapatero y cuatro años de mayoría absoluta del PP nada se ha hecho al respecto.