El ‘Guerrero del Arcoiris III’ de Greenpeace atracó en el puerto de Beirut el 26 de agosto del 2016, la primera parada del tour de la ONG internacional de medio ambiente en la defensa del uso de energía solar en los países mediterráneos.
El barco apoya las campañas de Greenpeace en defensa del medio ambiente, incluyendo la identificación de actividades pesqueras ilegales y su misión por la energía solar fue particularmente importante en el Líbano, un país que ha sufrido una importante cuota de catástrofes medioambientales recientemente.
El Líbano enfrenta una crisis energética desde el final de la guerra civil en 1990. Hasta el día de hoy, el Líbano padece constantemente cortes de luz diarios que pueden durar hasta 18 horas dependiendo de la región, lo que obliga a muchos libaneses a hacer uso de generadores privados que funcionan con gasóleo. Los gobiernos sucesivos hasta ahora han sido incapaces de reducir la distancia entre los 1.800 MW producidos y los 3.000 MW consumidos a horas punta, sumado a la obsolescencia de las centrales eléctricas, que contaminan y están en necesidad urgente de renovarse. «Las centrales eléctricas más modernas en Líbano se construyeron en 1996 en Deir Ammar y Zahrani, cada una con una potencia de 450 MW», bastante por debajo de los requisitos energéticos, informó el periódico libanés The Daily Star.
Además, las posibilidades de perforación de petróleo y gas mar adentro, que actualmente se está disertando como una solución potencial al problema energético presente del país, pone de relieve otra cuestión. Aunque parezca tentadora, la extracción de petróleo y gas no puede, por definición, proporcionar una solución sostenible a ningún nivel. Y con los niveles infames de corrupción del Líbano, estos recursos energéticos pueden acabar siendo una maldición para las comunidades locales.
Evidentemente, el Guerrero del Arcoiris III le recuerda al país su actual crisis de gestión de residuos de más de un año, responsable en gran parte del movimiento ‘Apestas’ del verano del 2015, que causó que decenas de miles de personas se manifestasen en las calles contra el gobierno. La tripulación clasifica los residuos en distintos contenedores para su reciclado en el país donde el buque se encuentra atracado.
Particularmente, Greenpeace decidió no reciclar los residuos producidos en Beirut, en cambio optó por mantenerlos a bordo y reciclarlos en el próximo destino del barco, Turquía. El gobierno libanés hasta ahora ha sido incapaz de encontrar una solución sostenible al problema e incluso las proposiciones temporales, vertederos en las áreas de Bourj Hammoud y Costa Brava, tuvieron dificultades de implementación mientras los planes integrados de gestión de desechos propuestos por la sociedad civil fueron rechazados.
Con los residuos de vuelta en las calles en los últimos días y ante el actual callejón sin salida político, parece que Líbano está lejos de encontrar una solución para la crisis.
Greenpeace también está apoyando una «cooperativa para la producción y fabricación agrícola» dirigida por mujeres y localizada en el sur de Líbano. La organización formó a 12 jóvenes, libaneses, sirios y palestinos para construir paneles solares que cumplan las demandas energéticas en regiones que a veces sufren cortes de electricidad de hasta 22 horas de duración.