El gobierno de Donald Trump declinó el martes expresar una posición sobre el nuevo plan de Israel de construir asentamientos en tierras reclamadas por los palestinos para un futuro estado, rompiendo con las críticas pasadas de la Casa Blanca a esas construcciones, pero sin aclarar una nueva política.
El portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer evadió una pregunta de un reportero el martes sobre si el gobierno respalda la decisión de Israel de proceder con la construcción de dos mil 500 viviendas en Cisjordania. Spicer dijo que el gobierno estaba formando aún su equipo de política exterior y que el presidente Trump discutiría asentamientos y otros asuntos cuando el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu visite el próximo mes.
El presidente “le ha pedido a su equipo que se reúna”, dijo Spicer. “Israel sigue siendo un enorme aliado de Estados Unidos. Él quiere un mayor acercamiento a Israel para asegurarse de que el país tiene el pleno respeto que merece en el Oriente Medio y eso es lo que va a hacer. Vamos a reunirnos con el primer ministro Netanyahu. Vamos a discutir ese asunto”.
Trump ha dicho que mejorará las relaciones Estados Unidos-Israel, a menudo tensas por el asunto de los asentamientos durante el gobierno de Barack Obama, y Spicer dijo que Trump sigue comprometido con ese objetivo.
Aunque Israel y sus partidarios casi seguramente verán la ausencia de una respuesta concreta por Spicer como un alivio de las severas críticas a los asentamientos por el previo gobierno, funcionarios estadounidenses dijeron que la misma no era un indicio de cambio particular de política. En lugar de ello, dijeron que refleja el deseo del gobierno de Trump en apenas su segundo día de trabajo de formar plenamente su equipo de política exterior antes de pronunciarse al respecto.
Aun así, la falta de críticas a un anuncio importante de asentamientos por Israel es un alejamiento de gobiernos previos de ambos partidos. Cada presidente estadounidense desde Jimmy Carter ha adoptado la posición de que los asentamientos en Gaza y Cisjordania, que los palestinos quieren para un futuro estado, son “ilegítimos” bajo las leyes internacionales.
Esa opinión es compartida por la mayoría de la comunidad internacional y muchos países dicen que los asentamientos son “ilegales”.