La representante de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, confirmó que la prioridad de Washington ya no es sacar del poder al presidente sirio, Bashar al-Assad.
“Nuestra prioridad ya no es sentarnos y centrarnos en sacar a Al-Assad”, sino “mirar cómo conseguimos que las cosas se hagan”, afirmó la embajadora estadounidense en declaraciones ante un grupo de periodistas.
La diplomática norteamericana precisó que la Administración del nuevo presidente de EE.UU., Donald Trump, no se va a centrar en derrocar al presidente sirio como precondición para poner fin al conflicto sirio; política en la que, sin embargo, insistía la Administración del expresidente Barack Obama.
“No necesariamente tenemos que centrarnos en Al-Assad de la forma que lo hizo la Administración anterior (…) ¿Pensamos que es un estorbo? Sí. ¿Vamos a sentarnos y enfocarnos en sacarlo? No”, aseguró la diplomática.
Agregó que la prioridad será realmente ver cómo hacer bien las cosas y con quién tenemos que trabajar para realmente ayudar al pueblo sirio.
Insistió que Washington presionará con el fin de encontrar una solución política y trabajará con otros países que desempeñan un papel clave en el conflicto sirio para lograr una solución a largo plazo.
Estas declaraciones se producen en la misma jornada en la que el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, reconoció que los propios ciudadanos sirios deben decidir el futuro del presidente Bashar al-Assad.