Tras más de dos años de vacío de poder, un nuevo acuerdo político despeja la vía para que el Líbano vuelva a tener presidente. Michel Aoun, líder de Cambio y Reforma, tiene todas las papeletas para ser escogido como nuevo jefe de Estado del Líbano en la sesión parlamentaria del próximo 31 de octubre.
El líder del principal partido suní Saad Hariri ha desbloqueado el actual ‘impasse’ tras anunciar que apoyará la nominación del candidato cristiano. Con toda probabilidad, el retirado general recibirá los votos de al menos las dos terceras partes del Parlamento, el mínimo necesario para confirmar la elección del nuevo jefe de Estado.
“Mi decisión es un riesgo político importante“ ha dicho en rueda de prensa Hariri, líder de Futuro, “pero estoy dispuesto a sacrificar mi popularidad antes que sacrificar Líbano”. El apoyo de Saad Hariri, hijo del antiguo primer ministro Rafik Hariri asesinado en 2005, y del resto de diputados de su partido es decisivo ya que Futuro cuenta con 26 diputados sobre un total de 135.
Aunque “todavía es demasiado pronto para poder asegurar que esta nominación entregará la presidencia a Aoun”, el analista político Imad Salame cree que Saad Hariri ha emprendido el camino más “realista” después de años de desavenencias entre los dos grandes bloques políticos en Líbano.
“Estoy seguro que el apoyo a Aoun tendrá como contrapartida algún tipo de acuerdo político que garantice a Hariri una cierta cuota de poder en el futuro cabinete” continúa Salame. Michel Aoun no era el candidato de Hariri para la presidencia, y Salame cree que los dos políticos habrán negociado cuestiones relacionadas con “futuras elecciones legislativas y una nueva ley electoral”.
Los parlamentarios libaneses, escogidos en 2009, han extendido por dos veces su mandato que ahora finaliza en 2017. En el Líbano no se pueden convocar elecciones si hay vacío presidencial. Y debido al equilibrio sectario que asegura a todas las confesiones una cuota de poder parlamentaria, la ley electoral acordada en cada votación legislativa es el gran caballo de batalla para los partidos.
Las desavenencias políticas entre los bloques de 8 de Marzo y 14 de Marzo se habían acrecentado durante el conflicto en Siria, con quien el Líbano comparte la mayor parte de su frontera terrestre. Los primeros, liderados por los partidos chiíes Amal y Hezbolá, así como por Michel Aoun, han reiterado su sustento al Gobierno de Bashar Asad. Mientras, los partidos del bloque de 14 de Marzo han apoyado siempre a la oposición.
A sus 81 años, Michel Aoun está a punto de cumplir su mayor deseo, que anhela desde que retornó del exilio en 2005. Como muchos otros líderes políticos todavía en activo, participó en la cruel guerra libanesa que desangró al país entre 1975 y 1990 como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Era uno de los generales de mayor rango del desmembrado ejército, y rechazó el acuerdo político de 1989 que debía poner fin al conflicto.
Después de 15 años de exilio en Francia, donde fundó el partido, volvió al país tras el asesinato de Hariri y posterior retirada de las tropas sirias que ocupaban el Líbano desde 1978.
Al año de llegar, firmó un memorando de entendimiento con el partido-milicia Hezbolá que todavía hoy dura. Desde el final del mandato del ex presidente en mayo de 2014 Michel Suleiman, Aoun siempre ha sido apoyado por Hezbolá para el puesto presidencial, que debe recaer en un político cristiano según los acuerdos confesionales que rigen el país.