En una entrevista con Al Manar, el secretario general de Hezbolá, Sayyed Nasralá, ha realizado un repaso a los hechos más importantes de la Victoria en la Guerra de Julio de 2006 lanzada por Israel contra el Líbano. Reproducimos el texto de la entrevista:
-¿Por qué llamó a ésta una “Divina Victoria”?
-Cuando buscamos lógicamente demostrar algo debemos encontrar las pruebas tangibles y lógicas. En matemáticas 3+3 son 6 y no 600. Israel poseía el Ejército más poderoso de toda la región, el mayor arsenal militar y es una entidad básicamente militar. Además, estuvo apoyado durante la guerra por EEUU, muchos países árabes, la comunidad internacional… Puentes aéreos fueron establecidos para encaminar armas a Israel, innumerables ataques aéreos fueron realizados… mientras en el campo opuesto había un solo movimiento de resistencia apoyado por una parte del pueblo. El Estado libanés estaba dividido en su posición hacia la Resistencia. El primer ministro libanés, Fuad Saniora, y ciertos ministros se oponían a ella. Así pues, en los planos político, diplomático, militar, todo estaba a favor del enemigo.
Si alguien toma en cuenta el número de efectivos de la Resistencia y sus capacidades militares y los ataques con misiles y cohetes lanzados por este grupo de combatientes frente al poder militar del enemigo y a la decisión internacional de liquidar a la Resistencia, entonces podemos decir que 1+1 son 1 millón.
Partiendo de lo que he dicho, este resultado no pudo ser alcanzado más que por la gracias de Dios. Esta victoria representa a mis ojos la promesa de Dios a sus combatientes. Es una victoria divina. No hago más que describir la realidad.
– ¿Por qué no se celebra el 10º aniversario de esta victoria en el mundo árabe?
-La situación es aún peor. En 2000, cuando los israelíes se habían retirado del Sur del Líbano y ningún incidente de seguridad se había registrado en el suelo libanés, algunos libaneses y árabes estaban descontentos con esta victoria. Ellos se sentían en una situación embarazosa. Algunos en el mundo árabe habían apostado por la victoria israelí y la derrota de la Resistencia.
-He leído una información hace varios días, según la cual algunos contaban con meterlos en prisión al final de la guerra…
-Es un detalle entre otros. En los últimos días de la guerra, una embajada europea contactó Sayyed Nauwaf Musawi, que era entonces secretario de relaciones internacionales de Hezbolá. Un diplomático de tal embajada había pedido que Hezbolá tomara alguna medida en el plano libanés porque los norteamericanos, los franceses y los israelíes querían parar la guerra, pero el gobierno libanés se oponía.
Algunos en el Líbano se negaban a que la guerra terminara mientras la Resistencia continuara al Sur del Río Litani. A pesar de todo, nosotros afirmamos al final de la guerra que queríamos dejar estos puntos de enfrentamiento de lado y comenzar la reconstrucción del país.
Desde 1960 los regímenes árabes no buscan la victoria sobre Israel. Para nosotros es normal que no celebren la victoria de 2006 ni la liberación del Sur del Líbano en el año 2000, que nosotros hemos querido compartir, sin embargo, con todos los árabes.
-¿Por qué rehusó tomar las riendas del poder del pais tras la victoria?
-No es una cuestión de ascetismo, sino de sentido de responsabilidad, que es el que dicta nuestras acciones. Dirigir el país y resolver los problemas de la sociedad son una gran responsabilidad. El Líbano está formado por varias comunidades y cada una apoya a sus representantes políticos, que desgraciadamente a veces están corrompidos. Si la Resistencia hubiera reclamado el poder para dirigir el país después de la victoria de 2006, habría habido una guerra civil en el Líbano. Allí donde podemos actuar y ser activos estamos presentes.
-Durante la guerra de Julio, algunos libaneses festejaban y aplaudían los ataques israelíes. ¿Por qué aconsejó omitir estos hechos en los medios?
-Porque no queríamos complicar todavía más las cosas. La mayor parte de los desplazados del Sur pertenecían a la comunidad chií, que veía la televisión día y noche buscando alguna noticia positiva y tranquilizadora. Si hubiéramos difundido esas imágenes de celebración habríamos atizado el odio y el rencor entre libaneses. Nosotros queríamos, por el contrario, proteger el país.
-¿Cuál fue el primer factor de fuerza que favoreció la victoria?
-La gente tenían una gran comprensión de los acontecimientos y era muy consciente del desarrollo de la guerra. Ellos tenían un gran confianza en Dios y en la Resistencia. Dios nos dio la tranquilidad y sembró el terror en los corazones del enemigo.
¿Quién dijo a la población que volviera a sus hogares? Fue la confianza y la gran decisión del pueblo que quería volver a sus tierras a pesar de las amenazas potenciales. Los desplazados internos cogieron sus maletas y emprendieron el camino del retorno.
Para mí, fue Dios quien les empujó a volver a sus hogares. Algunos políticos querían que la gente se quedara lejos de sus tierras para que presionaran a la Resistencia y obtuviera este retorno a cambio del desarme de Hezbolá.
La población hizo abortar así este nuevo complot que siguió al complot de los ataques israelíes. Nadie aceptó instalarse en tiendas ni en campos.
Yo recuerdo a este respecto las declaraciones de Feltman, que reconoció haber gastado 500 millones para distanciar a la gente de Hezbolá, pero en vano.
-¿Ha visitado el Sur del Líbano tras la guerra?
-Ciertamente. He visitado todas las regiones del país. Las alegaciones sionistas según las cuales vivo constantemente en refugios no son ciertas. Las visitas continuas de delegaciones y responsables políticos y diplomáticos son la prueba de ello.
-¿Se reunió con su familia durante la guerra?
-Me reuní con ellos sólo una sola vez durante el transcurso de la guerra. Los otros responsables de Hezbolá no podían ver a sus familias. Ellos pedian noticias sobre ellos. Hay que decir que uno de los factores esenciales de la victoria fueron la paciencia y la confianza de nuestras familias, de las familias de los combatientes y de nuestros partidarios.
-¿Lo que pasa en Siria es una continuación de la Guerra de Julio de 2006?
-Evidentemente. Los israelíes lo dicen abiertamente. Después de la guerra, la Comisión Winograd estudió los errores de todo tipo para extraer lecciones de esta derrota isaeli.
Entre los puntos constatados está el que una nueva guerra contra Hezbolá debería ser decisiva y rápida y asegurar una victoria.
Ellos dijeron también: “Si queremos vencer a la Resistencia y al Eje de la Resistencia debemos golpear a Siria”. Los israelíes han comprendido que una guerra directa contra Hezbolá no puede ser ganada. Además, una guerra contra Irán sería aún más difícil. Por esta razón, escogieron una última opción, la de sacar a Siria del Eje de la Resistencia.
Ellos comprenden que Siria forma parte del Eje de la Resistencia y no es simplemente un puente entre Hezbolá e Irán y saben que al atacar Siria, destrozan la espalda a la Resistencia.
Desde 2006 ellos trataron de aproximarse a Siria por medio de la política. Me acuerdo de la visita sorpresa del rey saudí a Damasco. De hecho, los dirigentes árabes habían recibido órdenes norteamericanas e israelíes para alejar a Siria del campo de la Resistencia.
Esto fue seguido por las revoluciones de la primavera árabe. Cuando fracasaron en el plano político, ellos pasaron al modelo de la revolución en Siria, un modelo que rápidamente degeneró en guerra.
El problema con el presidente Assad es que él no puede formar parte del proyecto para un nuevo Oriente Medio. Ellos quieren gobernantes vasallos, mientras que Assad es independiente.
Frente al fracaso de su proyecto, ellos crearon a ISIS, Al Nusra y compañía. Hoy, los norteamericanos admiten públicamente su responsabilidad en la financiación de los terroristas, que se desplegaron en Siria para combatir a Hezbolá. De este modo, cuando combatimos a ISIS estamos en la continuación de la guerra de Julio de 2006.
Es cierto que triunfamos en Julio de 2006, pero los enemigos buscan arrebatarnos la victoria. Obama intenta una oportunidad de último minuto para lograr un éxito, sea el que sea, contra ISIS para decir a la opinión pública estadounidense que él ha erradicado a ISIS en Siria o en Iraq, de ahí la aproximación ruso-estadounidense. Sin embargo, los ataques norteamericanos contra ISIS enojan a los israelíes, que creen que son un gran servicio ante todo a Hezbolá.
-¿Ha conocido el Líbano una estabilidad después de la guerra de Julio?
-En el terreno de la seguridad, el Líbano disfruta de una seguridad sin precedentes. Gracias a los sacrificios del Ejército y de los combatientes de la Resistencia abortamos un proyecto extremadamente peligroso que se tramaba contra el Líbano.
Desde siempre, la población del Sur ha sufrido los abusos y crímenes sionistas. La gente vivía horrorizada y asustada en dicha zona. Vayamos ahora a la frontera del Sur. La población vive ahora tranquilamente allí porque la Resistencia ha impuesto un equilibrio del terror.
En el otro lado de la frontera, los israelíes cortan árboles, excavan zanjas, cambian el aspecto geográfico de la tierra porque se preparan para la batalla de Galilea.
-¿Están dispuestos a dialogar con sus adversario?
-Por el bien del Líbano y la seguridad de la población, estamos dispuestos a sentarnos a la misma mesa que nuestros adversarios. Después de la guerra del Líbano, hemos dialogado con aquellos que conspiraron contra nosotros. Todo por el interés del Líbano.
-¿Quiénes fueron las personalidades que adoptaron una posición honorable en favor de la Resistencia durante la Guerra de Julio?
-Ellas fueron numerosas. No sabría citarlas a todas. Sin embargo, en los países árabes, en los europeos, en América Latina, grupos, presidentes, activistas y numerosas personas manifestaron su apoyo a Hezbolá y nos proporcionaron un apoyo político. No quiero mencionar nombres para no olvidar a alguien, sea quien sea.
-¿Asistió el Ejército libanés pasivamente a los combates?
-A pesar de los intentos de atar las manos del Ejército, éste siguió su doctrina militar nacional y patriótica. Algunos intentaron provocar una división entre Hezbolá y el Ejército durante la guerra.
El primer ministro (Fuad Saniora) había ordenado al Ejército detener los camiones que transportaban armas a Hezbolá desde la Bekaa hacia el Sur. Contactamos con el mando del Ejército que admitió que una decisión política estaba tras este acto.
Fue entonces cuando el presidente Emil Lahud intervino con todo su poder (para resolver la situación). Nuestros adversarios políticos libaneses condicionaron incluso el despliegue del Ejército en el Sur al desarme de la Resistencia. En resumen, los políticos libaneses buscaron realizar por medio de la política lo que Israel no había podido lograr en el campo de batalla durante los 33 días. Quiero resaltar que nunca hemos tenido problemas con el Ejército.
-El Ejército libanés combate hoy contra los takfiris. ¿Se ha liberado de las restricciones políticas que le impedían hacerlo?
-Ciertos países árabes proporcionan una cobertura a la política israelí. Nosotros esperamos incluso fatuas que den una legitimidad a Israel. Hemos combatido a los israelíes, en una batalla directa contra el enemigo. Hoy en día, luchamos contra a los israelíes a través de terceros: los grupos takfiris.
Algunos intentan minimizar el potencial del Ejército. Nos piden que depongamos las armas y, al mismo tiempo, desprecian el papel del Ejército, afirmando que éste es débil y carece de equipos militares adecuados. Yo digo claramente que el Ejército es capaz de ganar la batalla a los takfiris, pero necesita una decisión política en ese sentido.
Los israelíes apuestan por ISIS y comprenden bien que el proyecto takfiri no tiene futuro. Este proyecto no es viable. Nadie, incluyendo los suníes, puede vivir bajo el yugo de ISIS, este grupo que decapita de forma arbitraria a la gente.
Nadie dotado de sentido común y que ame la libertad aceptaría vivir en el Estado de ISIS, este estado del crimen.
-¿Ha quedado atrapado Hezbolá en la ciénaga de ISIS? ¿Les ha arrastrado Israel a esta guerra?
-Los israelíes exageran cuando mencionan las cifras de muertos de nuestros combatientes. Ellos admiten que Hezbolá ha adquirido una gran experiencia en la batalla contra ISIS. Hezbolá ha tomado parte en combates sin precedentes. Ha adquirido una experiencia en la guerra ofensiva. Por esta razón, ellos están aterrorizados en lo que se refiere a la posibilidad del estallido de una guerra en Galilea. Un israelí sensato debería constatar que Hezbolá ha podido incrementar sus fuerzas y sus capacidades belicas después de la creación de ISIS. Ninguna maniobra militar podría haber beneficiado tanto a Hezbolá, desde el punto de vista militar, como ha hecho la batalla contra ISIS.
-¿La aproximación ruso-turco contribuirá a resolver la crisis siria?
-Probablemente. La guerra en Siria no es una guerra interna. Varios informes occidentales han informado de que cientos de miles de milicianos del mundo entero fueron conducidos a combatir en Siria. Los milicianos extranjeros, saudíes, chechenos, uzbekos y uigures han sido la punta de lanza de la lucha contra el poder en Siria.
Si Turquía acepta resolver la crisis, ella deberá admitir entonces que el proyecto takfiri ha fracasado y que la batalla militar no llevará a ninguna parte. Si Turquía toma la decisión de cerrar sus fronteras, la guerra llegará a su fin. Todos los suministros son enviados actualmente a los terroristas de ISIS y otros grupos a través de la frontera turca. En ese caso, Arabia Saudí no podrá entregar sus armas y sus fondos por medio de aviones.
Hace cinco años dije que las grandes potencias hegemónicas convocaron a terroristas de los cuatro rincones del mundo para combatir en Siria y advertí que, a fin de cuentas, estos últimos serían muertos por esos mismos países. Bandar bin Sultan reclamó a milicianos de Daguestán y Chechenia para utilizarlos en la guerra de Siria asegurando que al final de la guerra ninguno quedaría con vida. Veo como esa gente carece de honor y de humanidad.
Verdaderamente, me da lástima por los muertos del otro bando, que están manipulados y que son sacrificados para favorecer los intereses de algunos países árabes y occidentales. Es un hecho lamentable.