El actual primer ministro libanés, Saad 0Hariri, ha sido encomendado este jueves para formar un nuevo Gobierno tras las elecciones parlamentarias que se celebraron en el Líbano el pasado día 6, tras recibir el apoyo de 111 de los 128 diputados de la Cámara.
El presidente del país, Michel Aoun, designó a Hariri como primer ministro, después de haber realizado las consultas pertinentes con las fuerzas políticas a lo largo del día y después de que este recibiera el apoyo de la gran mayoría de los bloques parlamentarios a pesar de que su formación política, la Corriente del Futuro, perdió un tercio de los escaños que ocupaba en el hemiciclo.
El grupo chií Hizbulá, que anteriormente formaba parte del gabinete de coalición encabezado por Hariri, no nombró a ningún candidato para la presidencia del Gobierno, que está reservada a un suní, tal y como establece la Constitución del Líbano. No obstante, Hizbulá y sus aliados jugarán un papel destacado al haber sido los más votados en las urnas.
Dimisión y crisis desde Arabia Saudí
Mientras, Paula Yacubian, parlamentaria independiente de la lista Kuluna Watani (todos por la patria), que fue creada este año y agrupa a la sociedad civil, dijo que no nominó a Hariri para el cargo pero que hará “una oposición constructiva”.
Hariri acudió al palacio presidencial para recibir el encargo y, tras reunirse con Aoun, aseguró ante la prensa que trabajará a partir de esta momento para formar un gobierno de unidad nacional en el menor tiempo posible.
El primer ministro protagonizó la última crisis política, cuando presentó su dimisión el pasado noviembre desde Arabia Saudí – país que apoya al líder suní frente al bloque chií y pro iraní en el Líbano -, pero finalmente siguió en el cargo debido a las presiones de todas las fuerzas políticas libanesas.
Saad Hariri, hijo del exprimer ministro Rafik Hariri, asesinado en un atentado en Beirut en 2005, ya ocupó el cargo de primer ministro entre 2009 y 2011, y fue designado para formar gobierno en noviembre de 2016 como candidato de consenso para desbloquear la parálisis institucional causada por las desavenencias entre las fuerzas políticas.