La diáspora libanesa votará este domingo por primera vez en la historia del Líbano.
Cada líder politico busca obtener una mayoría que lo apoye para que pueda actuar e implementar su programa. Además, no duda en hacer alianzas, a veces contra la naturaleza, para ampliar esta mayoría en el mejor de los casos.
Esto es aún más cierto en el Líbano desde que los acuerdos de Taef se convirtieron en leyes constitucionales.
De hecho, estos acuerdos le han quitado al presidente de la República casi todas sus prerrogativas, pero lo han mantenido como el árbitro entre los diversos poderes, inspirador e instigador de la política nacional y sobre todo el jefe supremo de las fuerzas armadas. Él es el único que hace un juramento para defender la constitución y velar por ella.
Además, sucede que el presidente de la República es el representante del componente cristiano de la nación según el sistema consensuado actual.
Desde 1990, en la epoca siria de Taef, ha sido electo siempre un presidente débil, desprovisto de toda legitimidad que fue incapaz de imponer y asumir sus funciones. Mediante esta elección, el objetivo era marginar a los cristianos que se oponían al sistema.
Estas acciones no contaron con el General Aoun quien rechazó el hecho consumado e impuso el retorno al equilibrio nacional al acceder al poder supremo.
Para que el presidente Aoun pueda imponer su ritmo y ejercer plenamente su poder como lo otorga la constitución, necesita de una legitimidad popular preponderante que se refleje en las urnas por una mayoría presidencial más amplia posible, capaz de apoyarlo y llevar a buen término su visión y sus proyectos.
Lo hemos visto con los predecesores del general Aoun, especialmente el último, un presidente débil sin legitimidad popular ni bloque parlamentario que nunca fue escuchado y su autoridad marginada como los cristianos que se supone debe representar.
Nuestros planes para el país son enormes, nuestros planes de renovación son fundamentales, sobre todo cuando nuestro inspirador, el general Aoun, está al mando de la república siendo sagrado Padre de la nación.
Muchas labores ya han comenzado y arrancado pese a la resistencia del sistema y sus propietarios, pero las elecciones legislativas actuales son una oportunidad extraordinaria que debemos aprovechar para otorgarle al presidente Aoun la mayoría parlamentaria más amplia, fortalecerlo y permitirle desempeñar el papel central que le ha confiado la Constitución.
La diáspora debe asumir sus responsabilidades y votar abrumadoramente a favor de los candidatos oficiales de esta mayoría presidencial, presentes exclusivamente en las listas del “Líbano fuerte” (لبنان القوي).
De esta manera, la diáspora volverá a ocupar un lugar central en el centro de la decisión nacional y asumirá su parte de responsabilidad.
Odiaspora.org
