Más de 1,8 millones de musulmanes acudieron al Monte Arafat, cerca de La Meca, en el ámbito de la ceremonia del Hajj, una de las peregrinaciones más multitudinarias del mundo
El Día del Adha, que se considera el pináculo de la ceremonia de Hajj. El profeta del Islam, el Hazrat Mohamad (la paz sea con él) realizó su última peregrinación en el Monte de Arafat.
Al alba, miles de peregrinos recitaron sus rituales invocaciones en cuclillas, de pie o subiendo los escalones de cemento perforados en la roca del Yabal al-Rahma, que domina el Arafat.
Los fieles tienen hasta el crepúsculo para llegar al Monte Arafat, donde deben permanecer hasta que caiga la noche.
Tras caer la noche, los creyentes se dirigen a la planicie de Muzdalifa y se preparan para el Eid al-Adha, la fiesta del Sacrificio, y el ritual de la lapidación de Satanás en Mina, que tendrá lugar este lunes.
La gran peregrinación a La Meca, llamada Hajj, es una de las ceremonias en el Islam, que un musulmán debe cumplirla al menos una vez en su vida, si tiene los medios para ello.
El Hajj, la llamada peregrinación mayor, solo se realiza en el duodécimo mes del calendario de la hégira lunar, que este año coincide con el mes de septiembre, y supone una reafirmación de la fe, así como una comunión especial con Dios.
La peregrinación a la ciudad sagrada de La Meca es signo de la unión más importante de la comunidad islámica, la Umma.
Por primera vez en tres décadas, ningún peregrino iraní acudió a La Meca debido a la incapacidad de las autoridades sauditas para garantizar la seguridad de los peregrinos tras la estampida ocurrida el pasado 24 de septiembre de 2015 en Mina, en la que perecieron miles de musulmanes, de ellos 460 eran iraníes.
Por primera vez en 35 años, el gran muftí saudita, Abdelaziz Al Sheij, no pronunció este domingo su sermón desde la mezquita del monte Arafat por razones de salud.