Un nuevo informe ha planteado cuestiones sobre el papel de Arabia Saudí en la promoción ideológica del extremismo a nivel global.
Scott Shane ha escrito en el New York Times que se ha convertido en algo habitual el pensar que “la exportación por parte de Arabia Saudí de una rama rígida, fanática, patriarcal y fundamentalista del Islam conocida como wahabismo, ha alimentado el extremismo global y contribuido al terrorismo”. Shane cita a William McCants, un experto de la Brookings Institution, que dijo que los saudíes “promueven una forma del Islam muy tóxica que traza una línea entre un pequeño número de “auténticos creyentes” y el resto de la gente, ya sean musulmanes o no musulmanes”. Sin embargo, al mismo tiempo, “ellos son nuestros socios en la lucha contra el terrorismo”, dijo McCants, uno de las tres docenas de académicos, responsables del gobierno y expertos en el Islam de muchos países que fueron entrevistados para este artículo. Thomas Hegghammer, un experto antiterrorista noruego, afirma que el más importante efecto del proselitismo saudí puede haber sido el de retrasar la evolución del Islam, bloqueando así su acomodación natural a un mundo diverso y globalizado. La influencia de los saudíes ha afectado a casi todos los países con una población musulmana. El apoyo a esta campaña de expansión del waabismo ha procedido del gobierno saudí, la familia real, las asociaciones caritativas y las organizaciones apoyadas por el gobierno como la Liga del Mundo Islámico, la Asamblea Mundial de la Juventud Islámica y la Organización Internacional del Socorro Islámico. Esto afecta a la creación de infraestructuras -como edificios impresionantes-, a la enseñanza, la predicación etc, señala Shane. De este modo, el wahabismo ha ido sobreponiéndose a las tradiciones islámicas locales en decenas de países y ha exacerbado las divisiones en temas religiosos, incluyendo en grandes países como Nigeria y Pakistán. Para una pequeña minoría en muchos países, la excluyente versión saudí del Islam suní, con su denigración de los cristianos, los musulmanes chiíes, los musulmanes sufíes y otras tradiciones, puede haber convertido a algunas personas vulnerables a los mensajes de Al Qaida, el EI y otros grupos takfiris violentos, indica el reportaje. Recientemente, Arabia Saudí sufrió una situación embarazosa cuando el EI adoptó los libros de texto religiosos saudíes en las escuelas de los territorios que controla. “Existe (en el wahabismo) una tal deshumanización del otro que puede dejarte expuesto al reclutamiento”, afirma David Andrew Weinberg, un miembro de la Fundación de la Defensa de las Democracias en Washington, que sigue la influencia saudí. |