BEIRUT. El ejército del Líbano, respaldado por los Estados Unidos, anunció el sábado el inicio de una esperada ofensiva militar para expulsar a combatientes del grupo extremista Estado Islámico ISIS de una remota zona cerca de la frontera con Siria. La operación busca terminar con años de amenazas contra pueblos y aldeas de la región.
Por su parte, la milicia chiilta libanesa Jezbolá y el ejército de Siria anunciaron una campaña simultánea para limpiar la frontera con el Líbano de miembros de la milicia radical del lado sirio, en la región montañosa de Qalamoun.
La ofensiva supondrá la cooperación entre los dos bandos, aunque las autoridades libanesas insisten en que no se están coordinando con el gobierno del presidente sirio, Bashar Assad.
El presidente libanés Michel Aoun llamó a los comandantes desde el Ministerio de Defensa, donde estaba monitoreando las operaciones, para decirles: “Estamos a la espera de la victoria”, de acuerdo con un video transmitido por la televisión del país.
Las operaciones comenzaron antes del amanecer, con las fuerzas armadas atacando posiciones del Estado Islámico en áreas orientales de la frontera con Siria, dijo el brigadier general Ali Qanso en una conferencia de prensa en el ministerio. Advirtió sobre las dificultades de la operación. Las colinas desnudas del oriente libanés dejarán a la infantería expuesta a francotiradores y se espera que los extremistas hayan minado el área.
Un grupo de extremistas, incluso un emir _o comandante local_ se entregaron a las fuerzas de Jezbolá y los soldados sirios para media mañana, dijo la unidad de prensa de Jezbolá.
Las autoridades libanesas insisten en que no están coordinando con el gobierno del presidente sirio Bashar Assad y Qanso dijo el sábado que el ejército no estaba coordinando siquiera con Jezbolá. Eso le evitaría a Washington la vergüenza potencial de aparecer aliado con el grupo al que clasifica como organización terrorista. Estados Unidos es un aliado clave del ejército libanés y altos mandos del Pentágono visitaron el Líbano previo al inicio de la operación.
La presencia de ISIS en la frontera ha generado problemas en las localidades cercanas, desde bombardeos a secuestros de residentes para obtener rescates. Coches bomba preparados en la zona y enviados a otras partes del país, incluida la capital libanesa, causaron decenas de muertos.
En el último año, el ejército ha acumulado éxitos constantes contra los radicales, recuperando lentamente territorio, incluso las colinas estratégicas tomadas la semana pasada.
Líbano se ha librado de las guerras y el caos en el que se sumieron varios países de la región desde la llamada Primavera Árabe de 2011, pero no es inmune a las amenazas a su seguridad, como conflictos internos sectarios y coches bomba aleatorios, especialmente en 2014, cuando insurgentes vinculados con Al Qaeda y el grupo Estado Islámico tomaron la región fronteriza, secuestrando a soldados libaneses.
De acuerdo con los políticos libaneses, ISIS controla una zona de unos 300 kilómetros cuadrados (115 millas cuadradas) entre los dos países. Aproximadamente la mitad pertenecería al Líbano.
La zona que buscan recuperar se extiende desde la localidad libanesa de Arsal y las aldeas cristianas de Ras Baalbek y Qaa, a las inmediaciones de la región siria de Qalamoun y de partes de la localidad occidental de Qusair, que Jezbolá tomó en 2013.