Las tropas libanesas lanzan una ofensiva para acabar con ISIS tras que Hezbolá expulsara a Al Qaeda
El Ejército libanés ha logrado recuperar este domingo un tercio de los 120 kilómetros cuadrados donde se atrincheran unos 600 yihadistas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). Con esta ofensiva, lanzada el domigno, las Fuerzas Armadas Libanesas (FAL) intentan expulsar al ISIS de las montañosas localidades de Raas Baalbeck y Al Qaa, en el noreste del país y limítrofes con Siria. Desde territorio sirio, son los combatientes de Hezbolá (el partido-milicia chií que forma parte del Gobierno libanés y cuyas fuerzas combaten junto a las tropas de El Asad en Siria) junto a las tropas regulares sirias quienes han iniciado este sábado otra ofensiva simultanea contra los radicales.
“La victoria [contra el ISIS] será nuestra, sin importar el tiempo ni los sacrificios que requieran”, ha dicho el portavoz militar de las FAL, el general Ali Kanso, en una rueda de prensa. El balance de las primeras 48 horas de combates asciende a 20 yihadistas y tres uniformados muertos mientras que otros 10 soldados han resultado heridos, al menos uno de gravedad. Desde Raas Baalbek, uniformados libaneses han ondeado la bandera española junto a la libanesa en homenaje a las víctimas del ataque perpetrado el pasado jueves por el ISIS en Barcelona y Cambrils. “De nuestros soldados que se enfrentan al ISIS en Raas Baalbeck y en honor a las víctimas de España y del resto del mundo”, se puede leer debajo de la imagen que ha publicado el Ejército Libanés en su cuenta de Twitter.
Esta operación tiene lugar tras que Hezbolá expulsara el pasado mes al Frente Al Nusra (antigua filial de Al Qaeda en Siria) del territorio libanés. Tras seis días de combates y respaldados por la aviación siria, los milicianos chiíes lograron acorralar al remanente de unos 300 yihadistas en una extensión de cinco kilómetros cuadrados colindante con Siria. El alto el fuego alcanzado entre ambos grupos permitió el intercambio de los cadáveres de sus combatientes y la liberación de cinco milicianos de Hezbolá capturados por los radicales. Así mismo, más de 600 insurrectos del grupo Saraya Ahl al-Sham (vinculado al Ejército Libre Sirio) y de Al Qaeda fueron evacuados a Siria junto a 12.000 refugiados sirios.
A nivel regional, los cazas de la Coalición internacional liderada por EEUU bombardean desde 2014 las posiciones del ISIS en Raqa (Siria) y Mosul (Irak), pero no lo hacen en Líbano. Ha sido precisamente la lucha contra el terrorismo la que ha reabierto este mes las tensiones que enfrentan a los dos principales bloques políticos del país, divididos entre detractores y aliados de Bachar el Asad. El primer ministro libanés, Saad Hariri, acusó a Hezbolá de suplantar al Ejército nacional en la defensa de sus fronteras. En una inusual ofensiva coordinada con la aviación Siria, Hezbolá lanzó el pasado 21 de julio unilateralmente la operación que acabó con el feudo de Al Qaeda en el país. Ahora, Hasan Nasralá, líder de Hezbolá, ha hecho un llamamiento al Gobierno libanés para que coordine con Damasco la lucha antiterrorista. Propuesta que ha provocado un acalorado debate en el Serrallo de Beirut.
Paralizados por las diatribas políticas, el Ejército libanés se ha visto arrastrado a una guerra de desgaste en sus fronteras contra el millar de radicales, perdiendo a 72 de sus hombres. Este sábado, el ejecutivo libanés dio finalmente la luz verde para desembarazar al país del ISIS. Los radicales se infiltraron en el Líbano en agosto de 2014, engullendo temporalmente la localidad libanesa de Arsal, situada a escasos kilómetros de la frontera siria. Durante los enfrentamientos, 30 soldados fueron capturados, de los cuales cuatro fueron ejecutados y 16 posteriormente liberados en un intercambio de presos. Otros nueve permanecen desde hace más de 36 meses a manos del ISIS y se desconoce si siguen con vida. “Aunque los yihadistas pidan negociar un alto el fuego, no se hará hasta conocer dónde se encuentran los militares [capturados]”, ha asegurado el general Kanso. La presencia del ISIS y de Al Qaeda se ha extendido también al resto del país donde sus células durmientes han perpetrado sangrientos atentados segando la vida de cerca de un millar de civiles.
EE.UU y Europa intentan refozar al Ejército libanés
A pesar de que el Ejército libanés niega coordinación alguna con Hezbolá en la actual batalla contra el ISIS, los usuarios libaneses han inundado hoy las redes sociales con videos en los que se muestran a soldados libaneses junto a combatientes de la milicia en las zonas de combates. La victoria contra Al Qaeda ha devuelto cierta popular al brazo armado de Hezbolá tras que en 2013 fuera criticado por su ‘aventurismo bélico’ al sumarse a la lucha en Siria junto a las tropas de Bachar El Asad. Este domingo proseguían los combates en la región de Calamún, franja oriental de Siria fronteriza con Líbano, donde las tropas regulares sirias y Hezbolá anunciaron la expulsión del ISIS de 70 kilómetros cuadrados tras matar a 20 yihadistas.
Desprovistos de bombarderos debido a su proximidad con Israel (país con el que están en guerra) el Ejército libanés arrastra una ofensiva que promete numerosas bajas en tierra. Precisamente es para reducir el peso de Hezbolá en el país (clasificado como grupo terrorista por EEUU y su brazo armado por la UE) que las potencias occidentales incrementan la ayuda militar al Ejército libanés en los últimos meses con el fin de reforzar a las tropas regulares como único garante del territorio nacional. De cara a Occidente, Hezbolá se presenta como fuerza protectora de sus fronteras. No sólo frente al archienemigo de Israel en el sur, sino también al norte contra los terroristas llegados de Siria.
Dos aviones norteamericanos aterrizaron el pasado mes de abril y por primera vez en el aeródromo libanés de Riyaq, a escasos kilómetros de Siria. “EEUU podría recurrir a esta base para futuros bombardeos contra ISIS o en Siria por su cercanía con Idlib [provincia insurrecta]. Sería una alternativa, dependiendo de cómo evolucionen las relaciones con Turquía”, valora un oficial europeo en Beirut. Este martes, Washington hizo la última entrega de armamento, con ocho vehículos de combate M2A2 Bradley que se suman a los 1.376 millones de euros en concepto de ayuda militar aportada por EE.UU al Líbano en la última década.