Aoun en la cumbre de Estambul: No hay paz sin justicia, y no hay justicia sin respetar los derechos

Discurso del presidente de la Republica, General Michel Aoun, en la Cumbre Extraordinaria Islámica en Estambul el 13/12/2017

“Creo que Palestina no deberia convertirse nunca en un estado judío, porque los mundos, cristiano y musulmán, nunca van a estar algún día dispuestos en colocar sus lugares santos bajo la custodia de los judíos”.

“Seria mucho más sensato, en mi opinión, establecer un hogar judío en un territorio que históricamente no haya sido cargado con el legado del cristianismo y el Islam…”.

Sus Majestades, Altezas, Excelencias y Soberanos

Elegí comenzar mi discurso con extractos de una carta de Sigmund Freud a Haim Koffler, miembro de la “Fundación de Reasentamiento de los Judíos en Palestina”, que data del 26 de febrero de 1930, donde detalla Freud sus reservas sobre el sionismo, después de que Koffler le haya pedido participar en su divulgación. Tal vez, sus reservas eran que los mundos islámico y cristiano nunca permitirlán el establecimiento de un hogar nacional para los judíos en tierra palestina.

Desafortunadamente, las predicciones de Freud han sido fuera de lugar, debido al silencio de unos, la omisión de otros y la confabulación de otros más, e Israel se estableció en la tierra de Palestina.

Hoy, nos encontramos en esta reunión extraordinaria para tratar como tema principal la cuestión de Jerusalén, y detrás la crisis del Oriente Medio que aún perdura de hace décadas. Sus raíces se extienden por cien años, con la declaración del Lord Arthur James Balfour, y el apoyo de la Gran Bretaña por el establecimiento de una hogar judío en Palestina.

Esta declaración – promesa, fue aplicada por las Naciones Unidas ONU después de treinta años, cuando decretó en 1947, contrariamente a todas las convenciones, normas y leyes internacionales, la partición de Palestina. Se sacrificó a un pueblo para resolver el problema de otro pueblo. Quien era perseguido en Europa pasó a ser perseguidor en Oriente Medio.

Pese a la Declaración de Balfour que establece claramente en no actuar en detrimento de los derechos civiles y religiosos que gozan las comunidades no judías, los israelíes practicaron las peores formas de limpieza étnica en tierra Palestina.

Paradójicamente, los árabes, probablemente, son entre los pocos que no han participado en la persecución de los judíos a lo largo de la historia. Todo lo contrario, han convivido durante mucho tiempo con ellos. Desde entonces, las calamidades nos persiguen, y la inestabilidad cierne sobre nuestro Levante.

Israel, hoy en día, está actuando en contra del curso de la historia, y desafía las reglas de la evolución del ser humano y de la sociedad. El pensamiento unilateral político, ético y religioso ha caído en todo el mundo, y las sociedades se dirigen hacia el pluralismo. Sin embargo, Israel se declara un Estado judío, y lo intenta ratificar declarando la judaización de Jerusalén y haciendola su capital eterna, cancelando su identidad de unificadora de la Tierra Santa, y aboliendo dos mensajes celestiales que creen en ellos más de la mitad de la población mundial. Esto constituye una estocada para la civilización y la humanidad, que arrastrara nuevo exodo y nueva limpieza étnica, y creara futuras guerras.

Tanto Jerusalén, como toda Palestina, reúnen los lugares más sagrados del cristianismo y los monumentos más importantes del islam, como son también lugares de peregrinación de las dos religiones universales. ¿Podemos contemplar a los cristianos y al cristianismo sin Jerusalén, sin Belén, sin la Iglesia de Natividad y sin el Santo Sepulcro? ¿Podemos imaginar el Islam y los musulmanes sin la mezquita del Aqsa y sin los lugares sagrados de Palestina?

El paso dado por el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, quien considera a Jerusalén como capital de Israel, además de ser una violación a las leyes y resoluciones internacionales, echa por tierra la condición de superpotencia de los Estados Unidos que trabaja por encontrar soluciones para lograr una paz justa en Oriente Medio. Si la organización de las Naciones Unidas ONU no se opone a tal decisión, estaría renunciando a su papel mundial como instancia internacional para resolver las controversias internacionales, según los principios de la justicia y el derecho internacional, tal como lo estipula su Carta, por lo tanto, su existencia no tendría razón alguna.

Israel, y desde su creación hasta hoy, adopta el principio de la fuerza, ​​el despojo del derecho y la expulsión, aprovechando el derecho del veto y la práctica del consentimiento internacional. La ONU, que dividió a Palestina, nunca ha logrado una condena efectiva y disuasoria contra Israel. Pese a todo, Jerusalén ha conservado su especifidad en las resoluciones internacionales, y ningún país se ha atrevido jamás a dañar el prestigio, el simbolismo y la santidad de esta ciudad.

La Resolución 181 que partió a Palestina y fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 29/11/1947, consideró que Jerusalén gozaba de un Estatus Internacional Especial, e hizo de ella una entidad separada bajo la tutela internacional, cuyo fin era “proteger los intereses espirituales y religiosos únicos que goza la ciudad”.

El 20/8/1980, a raíz de la aprobación de la “ley básica” del Parlamento israelí, que declara a Jerusalén como capital de Israel “completa y unida”, el Consejo de Seguridad de la ONU decretó la resolución 478. Esta resolución pedía el no reconocimiento de esta ley israelí y la consideró una violación al derecho internacional, como invitó por igual a todos los estados miembros a desconocerla y retirar sus misiones diplomáticas de la ciudad santa.

Igualmente, la Resolución 2334 emanada del Consejo de Seguridad, que data del 23 de diciembre de 2016, también indica que no reconocerá ninguna modificación de fronteras establecidas el 4 de junio de 1967, incluso el Estatuto de Jerusalén.

Añádele, las sucesivas resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que hacen hincapié en la necesidad del cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre Jerusalén, las cuales consideran “la decisión de Israel de imponer sus leyes, su jurisdicción y su administración sobre la Ciudad Santa de Jerusalén como ilegal, nula, inválida y carece de toda validez “, como se afirma en la resolución 52/53 emanada de la Asamblea General el 9 de diciembre de 1997.

¿Puede algún miembro del Consejo de Seguridad por si solo revocar esta decisión de este Consejo? ¿Aceptará el Consejo de Seguridad la revocación de sus resoluciones que son vinculantes para los Estados miembros? ¿Y si esto llegara a suceder, no constituye acaso también una anulación de su existencia?

¿Qué ha cambiado para que los Estados Unidos tomara esta postura pasando por encima del derecho internacional y de las Naciones Unidas, haciendo caso omiso a los derechos y sentimientos musulmanes y cristianos en todo el mundo, y a las implicaciones que pueden resultar de eso?

Los acontecimientos que golpearon al mundo árabe y musulmán en los últimos años, y el estado de frustración y confusión en el cual cayeron sus pueblos, crearon fisuras en las relaciones entre algunos países hermanos y amigos, y sentaron barreras psicológicas entre ellas. Se profundizaron las grietas y los huecos y se perdió el espíritu de solidaridad, y se convirtió el conflicto árabe – israelí, y el islámico – israelí, en árabe –árabe, e islámico – islámico, alimentando el conflicto sectario entre sunitas y chiitas.

Como es sabido, en la división está la debilidad, y en la debilidad está el aislamiento, y no en vano, que uno de nuestros dichos árabes más importantes es “divide y vencerás”.

Indudablemente de que Israel es el único beneficiario de esta nueva realidad lamentable y dolorosa, y lo que sucede hoy en día es el resultado inevitable de nuestro desvío del objetivo.

He notado la gravedad de la situación desde sus inicios y recomendé en mi discurso en la cumbre árabe hace meses “detener las guerras fratricidas y sentarnos en la mesa de diálogo; de lo contrario, no tan lejos, nos impondrán una solución donde no tendremos la fuerza ni la capacidad de rechazarla”.

Ahora se nos impone la solución. ¿Seremos capaces de sublevaremos en la última ronda? ¿Podrá Jerusalén unirnos de nuevo para salvar nuestra historia, nuestros seres y nuestra herencia, o caemos y arrastramos con nosotros a Jerusalén, así perdemos Palestina para siempre?

Solo una decisión unida con medidas unificadas salvaria y beneficiaría a nuestra causa y unidad para restaurar lo que hemos perdido, y lo que estamos a punto de perder, por lo tanto, es necesario un enfoque práctico a la solución basado en:

1. Presentar una queja urgente ante el Consejo de Seguridad y las Naciones Unidas en nombre de la Organización de la Cooperación Islámica OCI, para desbaratar la decisión de los Estados Unidos y forzar su cancelación.

2. Llevar a cabo una campaña diplomática destinada a aumentar el número de países que reconozcan al Estado de Palestina, para que sea aceptado como miembro con pleno derecho en las Naciones Unidas, adoptando las medidas jurídicas, políticas y diplomáticas necesarias para que Jerusalén Oriental sea su capital.

3. Tomar medidas punitivas, unificadas y progresivas, a nivel diplomático y económico, en contra de cualquier estado que tienda a reconocer a Jerusalén como capital de Israel.

4. Hacer un llamado común a los pueblos de nuestros países a movilizarse en sus paises de origen o en los lugares donde residen, para formar una fuerza de presión popular que apoye nuestra presión política y diplomática.

5. Adherirse a la iniciativa de paz árabe en todos sus aspectos y disposiciones, sin ninguna excepción, y acordar con un mediador internacional honesto el trabajo para activarla, de lo contrario, tendremos que renegarla y atenernos a las consecuencias.

Nuestro objetivo sigue siendo la paz, pero no hay paz sin justicia, y no hay justicia sin respetar los derechos.

Para concluir, quiero agradecer a Su Excelencia el Presidente Recep Tayyip Erdogan por su iniciativa al convocar a esta cumbre excepcional acorde con la precisión y la importancia del acontecimiento”.

Traducción Odiaspora.com