‘Irán está jugando con fuego’, dijo Donald Trump en su cuenta de Twitter, y agregó que no promete no ser tan ‘amable’ con Teherán como fue su antecesor, Barack Obama.
A juicio de expertos, las declaraciones de Trump no sorprenden, dado el momento de tensión que existe en las relaciones entre ambos países, ahora peores que nunca por la ira que siente el país norteamericano por la capacidad defensiva de Teherán, evidente reacción a la reciente prueba de un misil balístico.
Trump y Michael Flynn, su asesor de Seguridad Nacional, acusaron a Teherán de haber violado el acuerdo nuclear, algo que han rechazado tanto el ministro de Defensa de Irán, Husein Dehqan, como el de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif.
Distintas figuras políticas iraníes consideran que la actitud de Trump es injerencista contra su programa de misiles y el fortalecimiento de su capacidad defensiva, postura que Teherán ha prometido “afrontar”.
El fortalecimiento de la industria de misiles también ha sido defendido con vehemencia por los parlamentarios persas, que han reaccionado a los infundios de EE.UU. calificando de “irracional” la posición de Washington ante el programa de misiles de Irán.