El gobierno de Arabia Saudí se reunió el lunes, 6 febrero en presencia del rey Salman Ben Abdelaziz, sin ninguna toma de postura hacia el ataque con un misil en la noche del domingo contra una base cercana a la capital, Riad.
El gabinete saudí se contentó con condenar el ataque de un misil antibuque la semana pasada contra una fragata saudí, al oeste de la ciudad portuaria de Al Hudaidah, al que cómicamente calificó de “acto terrorista”.
Sin embargo, el punto a destacar es que el gabinete saudí no mencionó el ataque de un misil yemení la noche anterior. Se trató de un misil de largo alcance Borkan 2 (Volcán) del Ejército yemení, que alcanzó la base militar de Al Muzahimiyah, situada al oeste de la capital.
En represalia por la continuación de la ofensiva de la coalición liderada por Arabia Saudí contra Yemen y su matanza de civiles, la unidad de misiles del Ejército yemení y las fuerzas de Ansarulá lanzaron el domingo por la noche un misil balístico de largo alcance contra la base cercana a la capital saudí.
Este ataque ha causado mucho ruido, tanto en la región como en el mundo, pero hay que esperar a ver si el liderazgo de Arabia decide finalmente romper su silencio silencio sobre el mismo o si va a continuar callado, para no minar la moral de su ejército.
El portavoz de las Fuerzas yemeníes, general Sharaf Luqman, dijo que el lanzamiento de un misil balístico contra la base militar saudí en el oeste de la capital de Riad está incluido dentro una estrategia más amplia. Él señaló que el ataque era un mensaje enviado al liderazgo saudí y prometió más sorpresas militares a los dirigentes saudíes.
Los medios yemeníes han mostrado imágenes del lanzamiento del Borkan-2 contra Riad.