Cuatro de los cinco checos que fueron secuestrados en el Líbano el año pasado decidieron demandar al Estado y piden una compensación económica. Argumentan que los Servicios de Inteligencia y las autoridades del país no coordinaron bien sus actividades de salvación y ellos tuvieron que soportar un largo y duro cautiverio.
Un total de cinco checos – un abogado, un oficial de inteligencia militar, un intérprete del árabe y dos reporteros de televisión – fueron secuestrados durante un viaje al Líbano el año pasado.
A cambio de su libertad los secuestradores pidieron a Praga que no extraditara a Ali Fayad, miembro de los servicios secretos libaneses, a EE.UU. sospechoso de terrorismo.
Inmediatamente después de que los checos quedaron en libertad en febrero, Fayad fue liberado y regresó a su país.
Ahora cuatro de los cinco checos están exigiendo una compensación financiera de alrededor de un millón y medio de euros al Estado.
Los demandantes presentaron cargos contra el Tribunal de Praga, los ministerios de Finanzas, Interior y Relaciones Exteriores, así como contra el Servicio de Inteligencia.
El documento fue redactado por el abogado Jan Švarc, uno de los secuestrados. Švarc fue además el defensor del libanés Ali Fayad en Praga. En declaraciones a la Televisión Checa explicó que en caso de que el Estado no los indemnice, la demanda puede terminar en los Tribunales.
“Si en un periodo de seis meses, desde la presentación de la solicitud de indemnización, la parte demandada no responde, o lo hace de tal manera que no responda a las exigencias presentadas, el demandante puede llevar el caso a los tribunales”.
Para el ministro del Interior, Milan Chovanec, no hay espacio para semejante solicitud de indemnización. “Si los rehenes rescatados piensan que tienen derecho a pedir dinero, que se dirijan a aquellos que organizaron su viaje voluntario. El Estado hizo todo lo posible para garantizar que volvieran a reunirse con sus seres queridos. El Estado merece un reconocimiento, y no una demanda”.
La portavoz del Ministerio de RR.EE, Michaela Lagronová, dijo a la Televisión Checa que se trata de algo difícil de creer.
“Se trata de una solicitud absurda. Hicimos lo máximo que el Estado puede hacer por sus ciudadanos”.
Un año antes del secuestro de los checos en el Libano, la Policía checa había detenido en Praga al libanés Ali Fayad en cooperación con los servicios de inteligencia de EE.UU.
Dos agentes estadounidenses se hicieron pasar por miembros del grupo militar guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, e hicieron creer a Fayad y a sus cómplices de que estaban interesados en comprar armas y drogas.
Tras la detención de Ali Fayad y de sus dos cómplices en Praga, las autoridades estadounidenses pusieron en marcha negociaciones para la extradición de los traficantes de armas. Al final Fayad volvió a su país y los checos secuestrados regresaron a Chequia.
El viaje del variopinto quinteto checo al Líbano sigue siendo objeto de investigación por parte de la Policía y de los servicios de inteligencia.