Los yihadistas acechan de nuevo la histórica ciudad aprovechando que el régimen se concentra en Alepo
La batalla por la histórica ciudad siria de Palmira se encarnizó este domingo. El ISIS solo había podido mantenerse unas horas en parte de la urbe durante la noche del sábado, ya que unos 4.000 de sus combatientes se vieron forzados a huir en la madrugada del domingo ante el diluvio de bombas y misiles lanzado por la aviación de Rusia, aliada del régimen del presidente Bachar el Asad. El Estado Islámico volvió a entrar en la urbe, sin embargo, horas más tarde, según reconoció el gobernador de la provincia de Homs, Talal Barazi.
El régimen sirio y sus aliados han mantenido mientras tanto los bombardeos sobre el reducto de apenas el 7% de la zona del este de Alepo que los rebeldes controlaban desde 2012, y en la que aún resisten los insurgentes. La incursión del Estado Islámico sobre Palmira ha frenado la intensidad de los combates en la parte oriental de la dividida ciudad del norte, de donde pudieron salir ayer más de 10.000 residentes que permanecían cercados, según informaciones militares rusas.
Los intentos diplomáticos de alcanzar una tregua —reclamada por una abrumadora mayoría por la Asamblea General de la ONU– para permitir la evacuación de más de 100.000 civiles y el repliegue de los rebeldes se han estrellado contra la determinación de El Asad lograr una victoria aplastante en Alepo que dé un vuelco a una guerra que se encamina hacia su sexto año.
A pesar de la acusación de que se están cometiendo “crímenes de guerra” en la ciudad, expresada el sábado en París por el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, las fuerzas gubernamentales mantienen su estrategia de vaciar de habitantes con ataques indiscriminados en el asalto final a los últimos distritos en manos rebeldes. El sorprendente avance del ISIS sobre Palmira apenas parece haber distraído al Ejército sirio y a sus aliados rusos de este objetivo.
Las tropas leales a El Asad han intensificado su avance en el sureste de Alepo, de manera que la rebelión apenas controla una franja de la ciudad en la que sus milicianos se hacinan junto a decenas de miles de civiles indefensos.