La delegación compuesta por parlamentarios, diplomáticos, políticos, escritores y periodistas, que visitó el Líbano en 1989 y 1990 para expresar su apoyo al general Michel Aoun, volvió a encontrarse ayer después de 27 años con el ahora presidente de la Republica. Algunos de ellos incluso habían sido testigos de aquel día fatídico el 13 octubre de 1990.
El presidente Aoun fue rodeado por su esposa, sus 3 hijas y yernos, así como los diputados Simon Abiramia, Nabil Nicolas, Alain Aoun, Gilberte Zouein y Edgar Maalouf, fiel compañero de estos terribles días.
Durante su intervención, el historiador Daniel Rondeau no dudó en ver toda la batalla librada por Michel Aoun como un “compromiso profético. “Los libaneses no sólo luchas por ellos mismos y su libertad, sino por nosotros y por nuestra libertad, como lo hacen hoy en día los cristianos de Irak y Siria, que nos advierten de los peligros que nos amenazan”, dijo.
Por su parte, el ex embajador francés en el Líbano René Ala dijo “cómo era difícil de imaginar el final feliz de la crisis interna del Líbano, cuando 15 meses antes, durante mi visita al Líbano, me parecía insoluble”.
“Usted es un maestro en la esperanza, y esta esperanza es contagiosa cuando lo escuchamos hablar y cuando lo vemos actuar”. “Nosotros creemos en la singularidad del Líbano y la necesidad de su mensaje para el Mediterráneo, la región y el mundo”, ha insistido.
Por su parte, el Jefe de Estado evocó la época donde se mezclaron la audacia, el coraje, la inquietud, el peligro, el dolor y el sufrimiento, y reiteró cómo el “apoyo inesperado” de la delegación francesa, pocos días antes del 13 de octubre, lo había consolado, tanto que no ha cambiado.
“Durante todo el año que he pasado en la embajada francesa, confesó, he tenido la oportunidad de meditar y reflexionar, pero en ningún momento he sentido que tenía que renunciar a mi misión. Para mí, no se trataba de un deseo, sino de un pacto entre mí mismo y aquellos que habían caído en la batalla. Había que recuperar un Líbano libre, soberano e independiente, una Patria digna del sacrificio que se había hecho”.