REDACCIÓN- Thérèse Moufarej Malvezin
30 marzo 2023
El Día Internacional de Cero Desechos tiene como objetivo promover modalidades de consumo y producción sostenibles, así como crear conciencia de la contribución de las iniciativas sobre cero desechos para la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Se estima que cada año se recolectan 11.200 millones de toneladas de desechos sólidos en todo el mundo. El sector de los desechos contribuye significativamente a la emisión de gases de efecto invernadero en entornos urbanos y a la pérdida de biodiversidad. Cada año, se pierden o desperdician alrededor de 931 millones de toneladas de alimentos, y se estima que hasta 37 millones de toneladas de desechos plásticos invadirían los ecosistemas acuáticos cada año a partir de 2040.
Es necesario apostar por alternativas más eficaces que los modelos actuales de gestión de residuos. La reducción, la reutilización y el reciclaje han de ser la base de estos sistemas para avanzar hacia el residuo cero.
La actual gestión de residuos en Europa, y principalmente en nuestro país, está basada en opciones finalistas, como el vertido y la incineración, el 67% de los residuos urbanos en España son eliminados a través de estos sistemas. La estrategia Residuo Cero, aplicada en varios municipios europeos con resultados probados, consiste en un cambio de “cultura” en la gestión de residuos. Es un planteamiento en el que desde el principio se tiene en cuenta qué productos se ponen en el mercado, y para evitar el uso desmesurado de materiales, se cambia su diseño, su composición, su reparabilidad, etc.
Una gestión adecuada los residuos debe contemplar la separación selectiva en origen de un número mínimo de grupos de materiales, entre los que se encuentren la materia orgánica compostable. Los sistemas de recogida pueden ser varios, pero deben contar con la colaboración de la ciudadanía a la que afecta. Algunos ejemplos que funcionan son la separación puerta a puerta y la recogida en 5 contenedores (envases, papel y cartón, vidrio, orgánica y resto). Es importante analizar la fracción resto, formada por residuos que no se pueden reutilizar ni reciclar, para ir reduciéndola progresivamente, mediante cambios en los diseños, eliminación de esos productos del mercado o la ampliación en la fracción del reciclaje.
Con los residuos recogidos, la primera opción debería ser la preparación para la reutilización, seguida del reciclaje material. La materia orgánica separada en origen se puede compostar, obteniendo un excelente abono muy necesario para nuestros suelos.
La incineración y el vertido deberán ser opciones marginales y en decrecimiento, para poder alcanzar una economía circular basada en la eficiencia del uso de recursos naturales, tal y como plantea la Unión Europea en su Hoja de Ruta por una Europa eficiente en el uso de recursos naturales.