El patriarca de la Iglesia Maronita, cardenal Beshara Rahi, recalcó este domingo que la estabilidad y seguridad de el Líbano peligran por la presencia en el país de dos millones de desplazados y refugiados, básicamente sirios.
Durante el sermón en la misa de Navidad, el prelado saludó que esta nación árabe arribara a la festividad cristiana con un presidente (elegido el 31 de octubre tras 29 meses de vacante) y un nuevo gobierno (formado el pasado día 18), pero señaló que necesita consolidar y fomentar la unidad.
Dirigiéndose al presidente libanés, Michel Aoun, que asistió a la misa, el jefe de la Iglesia cristiano-maronita le mostró satisfacción porque su mandato abra con un clima de entendimiento y abogó por impulsar la cohesión y reconciliación nacionales.
Rahi indicó que el país necesita ’emerger de su oscuridad a la luz’, pero la presencia de dos millones de desplazados y refugiados ‘constituye un grave peligro a la seguridad doméstica’.
Según datos oficiales, El Líbano alberga a casi 500 mil palestinos asentados aquí tras ser expulsados de sus tierras por el naciente Estado de Israel en 1948 y desde el comienzo de la crisis en Siria, en marzo de 2011, ha recibido alrededor de 1,5 millones de refugiados y desplazados.
En un país como este, con 4,5 millones de habitantes, las autoridades y un amplio segmento de la población ve en el flujo de extranjeros una amenaza a la identidad nacional, de ahí que el gobierno rechace naturalizarlos.
‘La seguridad social está en peligro debido a la presencia de dos millones de personas desplazadas y refugiadas’, agregó al apuntar que, ‘a pesar de nuestra total solidaridad con ellos y su causa, amenazan la estabilidad doméstica y arrebatan el sustento de otros libaneses’.
Aseveró que los mismos refugiados también ‘se someten a explotación política, sectaria y terrorista. Son una pesada carga que está aplastando al Estado y al pueblo’, y reclamó un ‘trabajo urgente, serio y rápido con la ayuda de la comunidad internacional’ para retornarlos a sus hogares.
‘Toda la ayuda debe entonces ser enviada (a su patria) de modo que puedan reconstruir sus hogares y recuperar sus derechos y dignidad como ciudadanos’.
La mayoría de los bloques políticos y parlamentarios acordaron su nombre y ninguno más porque entendieron que era la persona mejor y más apropiada para reforzar el Estado de Derecho y las instituciones, le expresó Rahi a Aoun pidiéndole una ‘reconciliación integral con espíritu de colaboración y amor’.
Eso prueba que El Líbano es la tierra del diálogo y el pluralismo, acotó el cardenal, a lo que el mandatario respondió asegurando que prevé trabajar duro para llenar el vacío en puestos públicos con personas competentes’ y hacer de 2017 un ‘año de abundancia, paz y éxitos’.
Al respecto, subrayó que los libaneses aspiran justamente a eso, en tanto comprendieron que El Líbano no puede crecer sin unidad de todos los poderes. ‘Esperamos que su mandato pueda revertir los conflictos religiosos y sectarios y el miedo mutuo entre Oriente y Occidente’, puntualizó.
El cardenal también urgió a solucionar ‘todas las formas de corrupción, incluidas -señaló- la social y medioambiental, la evasión tributaria, el empleo sectario y fortuito, y el gasto descontrolado.