El papa Francisco preside este jueves en el Vaticano una jornada dedicada a la paz en Líbano con todos los líderes religiosos cristianos, una iniciativa inédita frente a la grave crisis social, económica y política en ese país.
Se trata de un acto emblemático, de reflexión y oración, para buscar una salida pacífica a la crisis que atraviesa ese país clave para la estabilidad en Oriente Medio.
Los diez líderes religiosos cristianos libaneses debaten sobre el futuro del país, al borde del colapso social y económico y sin gobierno desde agosto del 2020.
La crisis en Líbano se agravó además con las explosiones en agosto del 2020 en el puerto de Beirut que devastaron parte de la ciudad.
Los asistentes se instalaron este jueves en la Residencia Santa Marta, donde vive el papa, tras lo cual oraron en la basílica de San Pedro, antes de las tres sesiones de trabajo a puerta cerrada coordinadas por el nuncio en Líbano, Joseph Spiteri.
“Los invito a unirse espiritualmente a nosotros, rezando para que el Líbano se recupere de la grave crisis que atraviesa y muestre una vez más su rostro de paz y esperanza”, tuiteó el papa.
En la tarde, después de una oración ecuménica “por la paz”, salpicada de textos en árabe, siríaco, armenio y caldeo, Francisco pronunciará un esperado discurso final, en presencia del mundo diplomático.
Líbano, que según el papa se encuentra ante un “peligro extremo”, corre el riesgo inclusive de dejar de existir, por lo que “no puede ser abandonado a su soledad”, suplicó Francisco en septiembre en un mensaje enviado un mes después de las explosiones en el puerto.
“Líbano representa más que un Estado, Líbano es un mensaje de libertad y un ejemplo de pluralismo, tanto para Oriente como para Occidente”, subrayó.
“¡No abandonen vuestras casas ni vuestra herencia!”, pidió el pontífice al referirse al creciente número de cristianos que se van del país.
– “Un futuro mejor” –
En abril el papa manifestó su deseo de visitar Líbano “tan pronto como se reúnan las condiciones” durante una audiencia privada en el Vaticano con el primer ministro designado de Líbano, Saad Hariri.
La noche de Navidad, Francisco lanzó un mensaje especial a los jóvenes de ese país “a quienes se les ha quitado toda esperanza de un futuro mejor”, dijo.
Líbano atraviesa la peor recesión desde la guerra civil de 1975-1990, con más de la mitad de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
“El Santo Padre está extremadamente preocupado por el colapso del país, que afecta particularmente a la debilitada comunidad cristiana”, aseguró el arzobispo Paul Gallagher, ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano.
No se descarta tampoco que el papa visite el país a finales de 2021 o a principios de 2022, como gesto de cercanía.
“La emigración de los jóvenes y la repercusión de la actual crisis en las escuelas, los hospitales, las familias y la seguridad alimentaria” será el eje del encuentro en el Vaticano, adelantó el obispo maronita Samir Mazloum, ex vicario apostólico de los maronitas en Europa, entrevistado por la AFP.
Hoy en día, “entre el 50 y 60% de nuestros jóvenes vive en el extranjero, la población está formada por ancianos y niños”, reconoció al hablar del desempleo así como de la caída histórica de la moneda libanesa.
Para el obispo, buena parte de esa crisis se debe “a la ausencia de un gobierno capaz de tomar decisiones y de relanzar la economía, o al menos de poner fin a la hemorragia”.
El éxodo de los cristianos también está ligado a “divisiones políticas entre los cristianos”, según Mazloum.
Para el director de La Obra de Oriente, la entidad que coordina los programas de ayuda a los cristianos en Oriente, monseñor Pascal Gollnisch, el encuentro servirá a movilizar a la comunidad internacional.
Entre los diez dignatarios invitados por el Vaticano figura el patriarca maronita Bechara Boutros Raï, al frente de la mayor comunidad cristiana de Líbano, quien no cesa de denunciar la corrupción de la clase política.
“La reunión constituye un paso importante para ayudar al Líbano a seguir siendo la patria de la asociación islámico-cristiana”, comentó el religioso al periódico libanés L’Orient-Le Jour.
Para otro participante, monseñor César Essayan, vicario apostólico de Beirut para los católicos de rito romano, una comunidad pequeña, “Líbano está en medio de una crisis de identidad” y el gran mal de la sociedad es la corrupción que atañe a todas las capas sociales, incluida la religiosa.
“Las expectativas de los libaneses son muy altas. ¡Esperamos milagros del papa Francisco! ¡También de nosotros! Los resultados con seguridad no serán inmediatos”, advirtió.