El Líbano, dos años sin presidente por luchas internas y presiones regionales

El Líbano cumple mañana dos años sin presidente, debido a las desavenencias entre los dos principales bloques políticos, apoyados cada uno de ellos por las potencias regionales que se disputan la hegemonía en Oriente Medio: Arabia Saudí e Irán.

En total, los parlamentarios han sido convocados en 40 ocasiones, pero solo se han reunido en una de ellas, la primera convocatoria, en la que ninguno de los tres candidatos propuestos obtuvo las dos terceras partes de los sufragios necesarios para ocupar el disputado cargo.
El economista libanés, exministro y especialista en Oriente Medio Georges Corm considera grave el “vacío constitucional” existente en el país.
“No hay elección presidencial desde hace dos años ni (elecciones) parlamentarias desde 2013, ya que el Parlamento prorrogó su mandato en dos ocasiones”, criticó a Efe.
Para Corm, este vacío, que también ha paralizado el resto de instituciones, se debe a “la incapacidad de los líderes cristianos de elegir al mejor candidato maronita”, en un país donde el jefe de Estado debe pertenecer a dicha comunidad, el primer ministro ha de ser suní, y el presidente del Parlamento, musulmán chií.

Pero el experto, también piensa que hay un importante factor externo que contribuye al bloqueo, “la gran rivalidad entre Arabia Saudí -que ha vetado la candidatura de Michel Aoun (aliado del grupo chií Hizbulá)- e Irán, que a través de Hizbulá mantiene su apoyo a dicha candidatura”.
Corm apunta, además, que el problema del país se encuentra en que la Constitución limita “considerablemente los poderes del presidente”, que, para Corm, ya no tiene atribuciones de mediador.
“En caso de querella no hay un jefe de Estado que arbitre, que pueda disolver la Cámara y fijar nuevas elecciones”, agregó. Sin embargo, no es la primera vez que el Líbano se encuentra sin presidente.

En 2007, al finalizar el mandato del entonces presidente Emile Lahud, el país vivió una situación similar, que en aquella ocasión se prolongó ocho meses hasta que reunidos en la capital catarí, los parlamentarios eligieron al general Michel Suleiman como candidato de consenso.
“No hay una solución rápida ya que es inexistente la voluntad interior y externa. La única idea es que el país no vuelva a caer en la violencia”, considera el experto, para quien sería necesaria la emergencia de partidos laicos, que rompieran con el esquema confesional que impera en el país.
Para el diputado Ahmad Fatfat, integrante de la Corriente Futuro, liderada por Saad Hariri, y principal partido del bloque mayoritariamente suní, “está claro que Hizbulá, por decisión de Irán, no quiere que haya un presidente, a no ser uno impuesto (por ellos)”.
“Sólo habrá elección presidencial cuando Irán no necesite más esta carta para sus negociaciones”, dijo a Efe, Fatfat, cuyo partido está respaldado por Arabia Saudí.

Por otra parte, Fatfat niega que la plataforma en la que está integrada su partido (14 de marzo) y cuyo principal aliado regional es Riad esté bloqueando la elección, como sostienen Hizbulá y sus aliados.
“Ha habido 40 sesiones en el Parlamento y nunca dejamos de asistir, contrariamente al 8 de Marzo (bloque liderado por Hizbulá), que siempre las ha boicoteado”, subrayó.
En la actualidad, tres candidatos optan a ocupar la silla presidencial, los diputados Michel Aoun, Suleiman Franyie y Henri Helou.
“Las condiciones para que haya una elección no se presentan y el bloqueo es solo un elemento de presión para que el presidente represente también a la comunidad cristiana”, dijo, por su parte, a Efe, el diputado Ghassan Mujeiber, miembro del principal grupo cristiano en el parlamento, la Corriente Patriótica Libre.

Con estas palabras, Mujeiber, cuyo partido está integrado en la plataforma liderada por el grupo chií Hizbulá, quiere mostrar su apoyo al candidato de su grupo, que no es otro que Aoun.
Sin embargo, reconoce, que la no elección de un presidente desde hace dos años es un “crimen constitucional. Está claro que se debe al gran descontento interno y a los intereses regionales”.
El también cristiano ministro de Telecomunicaciones, Boutros Harb, independiente pero integrante del 14 de Marzo, comparte con el resto de los políticos consultados por Efe que “la situación es catastrófica para el país”.